Despertador

Salario mínimo y mercado interno

Con el cambio político del 2018 en México, se han tomado decisiones que contrastan con las recetas neoliberales respecto al salario mínimo. Eso será muy positivo para las y los trabajadores, pero también para la economía mexicana.

El autor es Senador de la República

Ahora que el país atraviesa por un cambio de paradigmas políticos y económicos, el salario mínimo experimenta cambios trascendentes. Por ejemplo, el Senado de la República aprobó por unanimidad una reforma que establece que la fijación del salario mínimo nunca estará por debajo de la inflación.

Para entender la trascendencia de esta decisión es importante recordar que el salario mínimo llegó al punto histórico más elevado de su poder adquisitivo en el año 1976. Después comenzó a disminuir su capacidad de compra. A lo largo de las décadas de los 80 y 90 el poder adquisitivo del salario mínimo cayó de manera dramática con las crisis y las decisiones de política económica ocurridas en esa década. Al inicio del presente siglo, el salario mínimo había acumulado ya una pérdida de su poder adquisitivo de más del 70 por ciento y continuó perdiendo capacidad adquisitiva.

El salario mínimo de México llegó a ser el más bajo de los países de la OCDE, el más bajo de los países firmantes del T-MEC, y prácticamente el más bajo de Latinoamérica. Llegó a estar por debajo del de Brasil, Argentina, Chile, Colombia y de otros países con desarrollo similar al de México. Pero incluso llegó a estar por debajo del salario de mínimo de Honduras, Guatemala, El Salvador y de otros pequeños países con niveles de desarrollo y Producto Interno Bruto (PIB) mucho menores al de nuestro país.

En estas condiciones dejó de cumplirse con lo mandatado por la fracción VI del artículo 123 constitucional que señala que el salario mínimo deberá ser suficiente para satisfacer las necesidades normales de quien encabeza una familia en el orden material, social y cultural, y para proveer la educación obligatoria de las y los hijos.

Algunos ideólogos neoliberales planteaban que la contención del salario era necesaria porque sus aumentos detonaban la inflación.

En realidad el salario mínimo fue deprimido de manera premeditada para atraer la inversión extranjera. Se decía en el viejo discurso oficial que un salario mínimo muy reducido era una de nuestras ventajas competitivas a nivel mundial.

La realidad histórica nacional demostró que no es el salario el factor que detona la inflación.

Y las nuevas condiciones económicas internacionales, expresadas en los Tratados como el Transpacífico o el T-MEC, presionaron desde el exterior para modificar esta cruel política salarial.

Con el cambio político del 2018 en México, se han tomado decisiones que contrastan con las recetas neoliberales respecto al salario mínimo. En lo que va de esta administración, pasó de 88.36 pesos a 185.56 pesos en la frontera, lo que significa el crecimiento más elevado en los últimos 40 años.

Ha comenzado un proceso de recuperación que se espera sea refrendado este año.

Sin embargo, más allá de estas decisiones la historia nos muestra que es necesario blindar el salario mínimo para que cumpla su función de ser suficiente para la manutención de una familia.

Por eso, el dictamen aprobado por el Senado plantea adicionar un párrafo al artículo 90 de la Ley Federal del Trabajo, para que diga lo siguiente: "La fijación anual o la revisión de los salarios mínimos nunca estará por debajo de la inflación observada durante el período de su vigencia transcurrido".

De esta manera, aun cuando se eleve la inflación, el salario mínimo siempre recuperaría lo perdido como una base que, a su vez, daría pie al impulso de políticas públicas para su aumento y recuperación histórica.

Asimismo, aunque haya vaivenes políticos, el salario mínimo nunca volvería a perder el 70 por ciento de su poder adquisitivo y las familias mexicanas estarían más seguras.

Eso será muy positivo para las y los trabajadores, pero también para la economía mexicana, la cual está muy necesitada de un mercado interno mucho más poderoso que pueda coadyuvar al crecimiento.

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