Si cobrara comisión por la transaccionalidad inmobiliaria, no sería neutral. Si no fuese un modelo de negocios basado en inteligencia artificial, sería un listado de periódico en línea. Y si no uniese todos los puntos de una cadena de valor, no sería ecosistema.
En un muy desagregado y disímbolo sector inmobiliario, emerge de la pandemia The Smart Flat. Una empresa de base tecnológica independiente que aspira a centralizar el macro inventario, al tiempo en que visibiliza la gestión profesional de aquellos asesores inmobiliarios que decidan apoyarse en algoritmos aceleradores para materializar sus resultados.
Y es que en una industria en donde nadie cobra hasta que se vende o se renta un inmueble, no suena mal disponer de un nuevo SAAS (software as a service) que aspira a maximizar volumen, personalización y agilidad para el cliente digital inmobiliario que busca ‘su’ espacio para vivir o trabajar y que, por definición, no tiene tiempo, recursos, ni paciencia ilimitados.
¿Qué conviene observar en este marketplace que aspira a sincronizar procesos de toda una cadena de valor? Aquí tres distinciones para la reflexión directiva:
1) Nadie conoce tan bien a un prospecto como él o ella mismo/a.- Y se crea valor cuando una solución en web (abierta) le permite a un cliente digital comunicar el detalle de sus deseos y posibilidades (hiperperfilarse) y le ofrece visibilizar solo aquello que le es relevante en la búsqueda, sin destacados pagados.
Mejor aún, si el algoritmo accede al inventario de los más y el sistema aprende de las normales y no pocas correcciones en los criterios y rangos de selección que el interesado hace en cualquier proceso hasta que toma una decisión de compra o de renta.
2) El mejor CRM es aquél en el conviven ecosistema y clientes.- Los más de los agentes inmobiliarios gravitan en torno a la agenda y los ritmos de su prospecto. Las más de las firmas inmobiliarias serias aspiran a tener el mejor CRM posible. Y los proveedores de soluciones periféricas quieren ponerse en el radar de oportunidades calificadas.
Se construye valor, cuando clientes y ecosistema interactúan en un mismo espacio digital apoyados en sistemas de gestión inteligente que facilitan, tanto la experiencia del que busca, como las posibilidades comerciales de quien ofrece.
3) La colaboración transita en la transparencia.- El anecdotario de la desconfianza en cualquier industria que premia a quien atrae un cliente calificado tiende a ser infinito y nada resulta más efectivo para evitar abusos o prácticas indeseadas como la trazabilidad y la visibilidad estratégica.
Cuando un ecosistema descubre espacios de encuentro con reglas de interacción claras y consecuencias reales al no cumplirlas, la conducta óptima potencia negocios repetitivos, constructivos y deseables.
Es casuístico que la fundadora de The Smart Flat, la española-alemana Helena Verron, haya visto en casa los avatares de su madre como asesora inmobiliaria, pero no es fortuito que este nuevo ecosistema digital provenga de una mente formada en la consultoría estratégica y entrenada para diseccionar industrias y repensarlas.
Una empresa emergente de base tecnológica como TSF tiene el desafío de agregar rápido millares de opciones (inmuebles), de lograr adopción profunda en los profesionales del negocio (asesores) y de constituirse en la primera preferencia de los usuarios óptimos (compradores y arrendatarios).
Pero el reto que debe digerir todo profesional inmobiliario no solo es que la tecnología le eleve la calidad de cada lead al que le invierte energía, sino que la interacción -en un ecosistema interdependiente- acorte tiempos, facilite conversaciones constructivas y maximice resultados.