Gestión de Negocios

Tres tips para hacer ‘networking’ funcional en tu vida empresarial

El relacionamiento empresarial es la creación persistente de un conjunto de contactos que crea canales de comunicación tan frecuentes como funcionales para compartir información.

No es tener una interacción espontánea que intercambia teléfonos para venderse algo. Tampoco es caerse bien para frecuentarse y construir amistades.

El relacionamiento empresarial es la creación persistente de un conjunto de contactos –con capas de interacción distintas– que crea canales de comunicación tan frecuentes como funcionales para compartir información, servicios y oportunidades entre individuos y grupos que han identificado uno o más intereses en común.

Pero relacionarse con naturalidad y continuadamente es una habilidad que las más de los directivos y empresarios debemos perfeccionar con atención y disposición o muchas de las funciones a nuestro cargo pueden resultar limitadas o comprometidas.

Después de mucho nutrir mi ‘capital relacional’, ¿qué puedo recomendar a los jóvenes (y no tan jóvenes) que llegan a un evento o actividad a hacer networking empresarial?

1) Sé interesante, no interesado.- Y si bien funciona bien la técnica inicial de preguntarle a tu interlocutor espontáneo qué motivó que asistiera al evento o en qué industria está su negocio, lo relevante es detonar una conversación que permita que el diálogo fluya balanceadamente y que proyecte real interés por lo que le es relevante al otro.

Si bombardeas de preguntas con evidente interés unidireccional y nunca le das el pase a tu interlocutor para que él o ella también pueda compartirte cualquier inquietud o reflexión, además de correr el riesgo de mostrarte egocéntrico/a, difícilmente resultarás interesante.

2) Conversa con tanta gente como te sea posible.- Siempre es cómodo ir a saludar a quien ya conoces y es agradable ponerte al día con ellos, pero es importante rotar. Saluda a quienes te toquen junto en cada momento y si se prolonga la oportunidad, preséntate y platica.

Por supuesto está la opción de pedirle al anfitrión que te introduzca con alguien que pueda interesarte, pero también existe la posibilidad de planear el evento y autopreguntarte con quién deberías de darte la oportunidad de platicar y, mejor aún, si es con quien menos te relacionas en tus espacios frecuentados o afines.

3) Ve a cuanto evento empresarial o gremial puedas.- Como en otras disciplinas de la vida, la frecuencia crea músculo relacional. Se hace menos complicado interactuar espontáneamente en cualquier actividad cuando resultas un rostro familiar para algunos.

Asistir con regularidad te permite preguntar espontáneamente a quien tengas junto si le gustó más ‘x’ del evento pasado o ‘y’ de este. Te ofrece la oportunidad de compartir algo positivo de ediciones anteriores o, si tú eres el nuevo, de preguntarle al experimentado el valor que ha detectado en actividades pasadas.

Relacionarse implica asistir a una actividad con deseo de encuentro y con apertura para el entendimiento del mundo de otros. No significa que todos con quienes conversas tienen que caerte bien o resultar prospectos idóneos para lo que tú vendes o gestionas, pero sí implica una oportunidad para abrir una posible línea de interacción.

No hay nuevas relaciones sin identificación de intereses comunes (profesionales, comerciales o sociales) o sin la creación de puntos de conexión razonablemente alineados. Y sí, en su mejor expresión posible, hacer networking es observar rasgos de afinidad en el otro que –nutriéndolos y expandiéndolos– pueden derivar en una amistad, pero que no tienen que acabar en ella.

Hay una cosa, sin embargo, que facilita todo lo anterior. Y es que el grupo observe que con tu presencia, tus atenciones, tus preguntas y tu buena disposición contribuyes a la creación del ambiente que el evento busca. Y es que, los más van a esa actividad con el deseo –reservado o explícito– de pasarla bien y conectar con otros.

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