Mauricio De Maria Y Campos

África y Medio Oriente exigen nueva mirada de gobierno y empresas

Mauricio de María y Campos indica que México debe fortalecer sus relaciones políticas y económicas más allá del continente americano y, de acuerdo con la revista trimestral Comercio Exterior de BANCOMEXT, África es una oportunidad.

En noviembre pasado El Rey Mohammed VI de Marruecos y el Presidente Emmmanuel Macron de Francia inauguraron la primera etapa del tren de alta velocidad que recorrerá la ruta Tanger –Rabat a 340 km por hora y luego se extenderá a Casablanca. Marruecos será el 14avo país del mundo en tener un TGV. El primero en África. ¿Lo sabía usted?

Según las previsiones del Banco Mundial, entre las 10 economías que más crecerían en el mundo en 2018, 6 serían africanas: Ghana 8.3%, Etiopía 8.2%, India 7.3%, Cote D´Ivoire 7.2%, Djibouti 7%, Cambodia 6.9%, Bhutan 6.9% Senegal 6.9%, Tanzania 6.8%, Filipinas 6.7% Esa tendencia habrá de continuar en el mediano plazo. Solo en 2 de ellas tiene México embajada. ¿Hasta cuándo gobierno, empresas y académicos mexicanas seguiremos dando la espalda al continente africano? He aquí una región para explorar nuevas oportunidades de exportaciones e inversiones.

El número de enero de la excelente revista trimestral Comercio Exterior de BANCOMEXT titulado África y Medio Oriente. Transformación en marcha presenta una edición imperdible en esta época de America First y crisis europea. En 20 ensayos y entrevistas que involucran a académicos, empresarios, embajadores y legisladores queda claro que en México tenemos un gran rezago en la relación con gobiernos y mercados de esta región y que existe una enorme oportunidad que no debemos dejar pasar en la encrucijada económica global.

En los últimos 20 años muchos países han puesto su mirada en África. ¿Por qué? Con 1265 millones de habitantes (2018) es el tercer continente más poblado del mundo y próximo a ser el segundo. Tiene una larga historia, política, económica, social y cultural y vastos recursos naturales y mercados emergentes que han despertado el apetito de China e India y una segunda mirada de las antiguas metrópolis europeas y los EUA.

En la esfera multilateral, la importancia de África es creciente. Los 54 países africanos representan más de una cuarta parte de los votos en la Asamblea General de la ONU, importantes en cualquier votación clave, así como en la asignación de puestos en el sistema de Naciones Unidas y en menor medida en las instituciones de Breton Woods. La débil atención otorgada a África y países claves por México explica en buena medida los fracasados intentos recientes de distinguidos nacionales a dirigir organismos de la ONU. Medio Oriente también ofrece espacio para las alianzas políticas y la cooperación.

Aunque todavía algunos países son muy dependientes económicamente de sus antiguas metrópolis, las decisiones de la Unión Africana en su conjunto y de algunas potencias africanas regionales son cada vez más influyentes en el mundo. Existe un grupo importante de 20-25 naciones que, tras varias décadas perdidas, han logrado en este siglo mayor estabilidad con regímenes democráticos, cuyas economías han venido progresando a tasas superiores al 4% anual y que juegan un papel importante en el concierto internacional.

Lo mismo puede decirse de Medio Oriente. En medio de los conflictos y sufrimientos que experimenta la región, hay países que están creciendo y que requieren volúmenes significativos de alimentos frescos y procesados. Marruecos, Argelia, Egipto, Arabia Saudita y otros países del Golfo Pérsico son importantes consumidores y fuentes potenciales de inversiones en México.

México debe fortalecer sus relaciones políticas y económicas más allá del continente americano. Una conclusión muy clara de esta publicación es que la región y África en lo particular es una oportunidad. En la próxima década será un actor de gran peso político, económico y cultural en el concierto global. Por ello necesitamos definir y poner en marcha una política explícita, que cubra las olvidadas relaciones en el ámbito bilateral y multilateral. La selección de temas y países prioritarios es crucial.

En este marco, urge una iniciativa que de una señal política de que África es prioridad para México y que la vinculación sería de beneficio mutuo en un escenario global en crisis en el que compartimos retos económicos, sociales, ambientales, migratorios y de seguridad. La esfera multilateral -durante muchos años el ámbito de interacción entre México y África- es también clave.

Nuestro país tiene una relación económica y un comercio insignificante con África: apenas el 0.3% del comercio total mexicano; 0.2% de muestras exportaciones y 0.4% de nuestras importaciones. (INEGI). Puede y debe multiplicarse en la próxima década.

En 2016 las exportaciones totales de México a África sumaron sólo 460 millones USD, mientras que las importaciones sumaron 833, lo que nos ocasionó un déficit de 360 millones USD.

Según el Centro de Comercio Internacional, las exportaciones mexicanas hacia África se concentran en cuatro países: Sudáfrica, Argelia, Egipto y Nigeria, que representan 4/5 del total, y principalmente en productos de fundición, automóviles y sus partes, equipos y componentes electrónicos y productos farmacéuticos y químicos provenientes sobre todo de empresas transnacionales establecidas en México.

A su vez nuestras importaciones vienen de Sudáfrica, Nigeria, Marruecos y Egipto, países de los cuales importamos variablemente maíz, petrolíferos, gas licuado y fosfatos. En algunos años, como señala Ana Luisa Fajer, nuestra activa embajadora en Sudáfrica, en su ensayo, hemos llegado a importar un millón y medio de toneladas de maíz blanco de Sudáfrica o de exportarles montos similares debido a las sequías que ambos padecemos. Pero hay también empresas de tecnología avanzada como la sudafricana Dimension Data que expande sus operaciones en el Bajío y la mexicana Inosan Biopharma que exporta cantidades crecientes de sueros antivenenos a África y Medio oriente.

No existen cifras confiables de las inversiones mexicanas en África y los flujos correspondientes; pero sabemos que son muy escasas: CEMEX, MASECA, y más recientemente Bimbo y CINÉPOLIS.

Es posible incrementar significativamente: inversiones y exportaciones al continente y explorar las posibilidades de desarrollar nuevos mercados y fuentes más estables de abastecimiento de productos para México.

Una condición será doblar el número de embajadas –8 frente a las 38 de Brasil o las 46 de Turquía- e inyectarles mayores recursos para que con programas bien definidos, promotores y empresas visiten sistemáticamente países clave, y promuevan negocios y la imagen de México, que está muy desdibujada en África.

El sector privado tiene que contribuir a este proceso en su propio beneficio y crear una Cámara de Negocios México-África como se destacó recientemente en COMCE. La Cámara Árabe-Mexicana de comercio incluye ya a 10 países africanos -los árabes mediterráneos-; hace falta cubrir a los subsaharianos, que hoy ofrecen excelentes oportunidades.

Sería importante organizar en este sexenio, una visita anual al más alto nivel posible a 4 o 5 países africanos seleccionados, acompañados de grupos empresariales y académicos. Paradójicamente desde el fin del Apartheid en 1994 no ha habido una sola visita presidencial de trabajo a Sudáfrica; sólo por Cumbre ONU (Fox), la copa de futbol (Calderón) y los funerales de Mandela (Peña Nieto).

Para ello hay que asignar recursos financieros a nuestra agencia especializada de cooperación, otorgando atención, entre otros, a países africanos de menor desarrollo con buen potencial de crecimiento, comercio, inversiones y cooperación. El programa de becas de postgrado del gobierno mexicano (dos por país) ha sido el único elemento muy modesto, de que han dispuesto las embajadas mexicanas en África para la cooperación, pero sus efectos han sido muy limitados, ya que –al igual que en Asia- el español es un idioma ausente, exceptuando la pequeña Guinea Ecuatorial petrolera. La creación de un programa para la enseñanza del español- vía programas in situ y/o a través de un sistema de educación a distancia en África y Medio Oriente sería una buena inversión cultural internacional. México es, de lejos, el mayor país de habla hispana; el poco español lo conocen por los médicos cubanos y algunos programas españoles en el norte de África.

Hay un número creciente de jóvenes universitarios mexicanos que participan en programas en África de ONGs de los EUA, Canadá, Europa y organismos internacionales. ¿Por qué no habría de hacerlo la SRE con universidades, empresas y ONGs mexicanas? Hay que mirar con nuevos ojos y audacia a África y Medio Oriente.

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El sábado presente mi quinto y ultimo informe como Presidente del Centro Tepoztlán Víctor Urquidi. Continuo como investigador asociado en el vecino Colegio de México. La versión compacta del Informe México próspero, equitativo e incluyente. Construyendo Futuros, que elaboramos durante los dos últimos años bajo mi presidencia, está completo y accesible gratuitamente (40 ensayos e Informe integrado -600 páginas en total-) en nuestro sitio web centrotepoztlan.org.

Los temas y los autores, como constatará el lector, son de primera.

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