Mauricio De Maria Y Campos

Aumentos en el salario real, claves para AMLO y el desarrollo

Las campañas políticas en los EUA, con Trump en jaque, serán fuente permanente de fricción, incertidumbre y reto a nuestra soberanía. La diversificación de nuestro comercio e inversiones es urgente.

Las encuestas siguen mostrando la alta popularidad de AMLO, especialmente entre los estratos populares de la población mexicana. ¿Cómo explicarlo en una economía que no crece y en la que han ocurrido despidos importantes de personal, particularmente en el sector público?

La respuesta es en parte política y de expectativas de mejora futura del nivel de vida de la población y en parte también por la elevación de los salarios reales y los ingresos de la población de menores recursos que se dieron a partir de este año.

Como explica Mary Beth Sheridan del Washington Post en un artículo del viernes pasado, "AMLO es el presidente más fuerte de México en décadas. Algunos dicen que demasiado fuerte." No obstante las manifestaciones en su contra de grupos de clases medias y altas, (las últimas el domingo en la Ciudad de México), "cuando AMLO recorría San Miguel Canoa el viernes pasado campesinos caminaron grandes distancias para saludarlo -como Ángel Roldán Pérez- quien se había beneficiado de un apoyo agropecuario equivalente a 84 USD". "Fue el presidente el que nos ayudó", insistió el campesino. "Antes no nos apoyaban. Había mucha corrupción".

Luego la periodista estadounidense alude a la enorme popularidad de AMLO – estableciendo diariamente la agenda nacional con sus conferencias matutinas, recortes presupuestales, visitas a todos los rincones de México y programas de ayuda a campesinos, ancianos y estudiantes. "60 % de nivel de aprobación es muy bueno en una región en la que otros presidentes difícilmente llegan a la mitad. AMLO sigue siendo popular, a pesar del escaso avance en la superación de los niveles sin precedente de homicidios o el estancamiento económico…"

Concluye que en un momento de revueltas, desorden y confusión a lo largo de América Latina, tal vez su mayor logro haya sido revivir las esperanzas de muchos ciudadanos de bajos ingresos agriados (desencantados) y abandonados por la democracia. Y agrega: "si López Obrador aparenta ser un Super-Presidente no es solo -como sugiere Jorge Buendía, el prestigiado encuestador, por sus habilidades mercadotécnicas. AMLO es el último hombre de pie en un panorama político transformado por el creciente disgusto respecto a la corrupción y el encogimiento de todos los otros partidos políticos".

La otra explicación clave en sus altos niveles de aprobación , que comentábamos el sábado pasado en una reunión de empresarios, académicos y ciudadanos independientes, parece encontrarse en la mejora instrumentada en los salarios reales y en la capacidad de compra de los estratos de menores ingresos, en un marco de baja inflación y estabilidad cambiaria.

En un país con persistente pobreza, y economía estancada a lo largo de los últimos 40 años, los salarios mínimos perdieron más del 70% de su poder adquisitivo y la mala distribución del ingreso se deterioró.

A partir de enero de 2019, el salario mínimo general aumentó por iniciativa del nuevo gobierno- en consenso con empresarios y trabajadores- a 102.68 pesos diarios, un 16% más respecto al año anterior- 11% por arriba del aumento en los precios. En la zona fronteriza norte el incremento fue de 100%, a 176.72 pesos, decisión que fue considerada por algunos como desastrosa.

Los resultados positivos están a la vista. Dada la reducida incidencia de los salarios en los costos y precios de los productos fabricados y exportados, los efectos fueron asimilados sin mayor problema; la inflación se ha mantenido muy baja en una economía abierta. La franja fronteriza pudo absorber el mayor impacto debido a la enorme diferencial con los EUA. Las exportaciones se han mantenido al alza ahora ante la guerra comercial EUA-China.

Ha quedado claro que mantener los salarios reales deprimidos para contener la inflación fue un despropósito moral y social durante las últimas décadas, que impidió impulsar el desarrollo de la genuina competitividad y productividad nacional, a través de la inversión y la innovación, y abatió el mercado interno. ¡Y pensar que en México algunos economistas llegaron a argumentar que gracias a que nuestros salarios eran ya más bajos que los chinos, podríamos competir en ventaja en los mercados de los EUA!

No hay duda que dos elementos importantes que han operado también en beneficio de los ingresos reales de los estratos de ingresos bajos y medios de la población están en la economía informal (con sus componentes legales, ilegales y criminales incluso), -que representa el 56.6 % del empleo, así como en los ingresos de remesas de los EUA, que han alcanzado montos récord- a pesar de que los flujos netos de migrantes se equilibraron desde el Gobierno de Obama.

Sin embargo, como consecuencia de las negociaciones del T-MEC y de las reformas laborales recientes aprobadas por el Congreso, hay expectativas bien fundadas de que las empresas tendrán que aprender a vivir en un entorno de mayores salarios reales y mejoras laborales.

En la reunión mencionada me llamó la atención que un destacado industrial apoyara mis argumentos advirtiendo que la empresa de productos ferroviarios Trinity, en la que ocupa un alto puesto directivo, había tomado la decisión de establecer como piso para sus trabajadores en Coahuila un salario de tres veces el mínimo, ya que él mismo les permite garantizar mayor productividad sin sacrificios a la competitividad de su vagones y aparatos mecánicos de señalización que exportan en un 95 % con un alto contenido de acero nacional, a través de una alianza con Altos Hornos de México. Los trabajadores mexicanos tienen un altísimo nivel de productividad y calidad, dijo. Requieren reconocimiento y aliciente.

Según la información disponible (Vanguardia, Monclova, Coahuila) en los primeros 11 meses de 2018 exportaron productos con un valor de 2,367 millones USD - 21% más que el año anterior. En 2019 esperan superar esa marca, independientemente de los mayores salarios.

Hoy día México es el 4º exportador mundial de vagones de ferrocarril después de China, Alemania y los EUA. Las exportaciones de Trinity en materia ferroviaria son un ejemplo de lo que puede lograrse con buenas políticas y compromiso de empresarios y trabajadores.

Otros sectores productivos tienen que verse con la misma perspectiva.

El próximo año presentará enormes desafíos a AMLO en el ámbito nacional e internacional. Los programas económicos y presupuestos aprobados insisten en posponer las reformas fiscales y financieras que parecen indispensables para lograr, a partir de mayores inversiones públicas y privadas y una visión estratégica sectorial y tecnológica de largo plazo, un crecimiento del ingreso real per cápita con mayores empleos formales, equidad, sustentabilidad e inclusión social.

Las campañas políticas en los EUA, con Trump en jaque, serán fuente permanente de fricción, incertidumbre y reto a nuestra soberanía. La diversificación de nuestro comercio e inversiones es urgente.

El combate a la violencia, la inseguridad y la impunidad serán cruciales y los avances más apremiantes que nunca.

Esperemos cuando menos que la lección en términos de salarios reales haga posible un nuevo pacto provechoso y duradero en beneficio de todos.

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