El año 2021 traerá oportunidades de desarrollo siempre y cuando exista un marco legal que no esté sujeto a interpretaciones o a posturas unilaterales. Un escenario distinto dificultará proyectar inversiones.
La recuperación económica de México para 2021 dependerá de que indicadores como la inflación, el empleo y el tipo de cambio se mantengan relativamente controlados. Sin embargo, otro elemento, muy relevante, y que propiciará el crecimiento, es la inversión nacional y extranjera. Y esta ocurrirá en la medida en que los inversionistas encuentren certidumbre: reglas claras, transparentes, objetivas y consistentes que permitan rentabilidad y productividad.
Factores como la estabilidad geopolítica y el hecho de que cada país pueda demostrar que sus instituciones son objetivas y que cumplen con el mandato de la ley y la apliquen independientemente de las condiciones de los individuos, propician la generación de nuevas inversiones. Consideremos que, a fin de cuentas, existe un capital en riesgo de por medio, así que los inversionistas buscarán un marco legal que no esté sujeto a interpretaciones o a posturas unilaterales que compliquen obtener un retorno en el tiempo. Otro tema también muy importante es la política fiscal; que no sólo tenga un enfoque recaudatorio, sino que esté encaminada al crecimiento y, claro, sea totalmente transparente en el uso de los recursos.
En este derrotero la capacitación es clave –los inversionistas toman mucho en cuenta la preparación académica de la población–. En este aspecto, México tiene una gran oportunidad. Y es curioso, porque pocos saben que el país se encuentra dentro de las diez naciones donde más ingenieros se gradúan, de acuerdo con cifras compartidas por la OCDE. Aspectos como este nos permiten generar mayor innovación y, con un escenario adecuado, nos permitiría evolucionar de la manufactura por contrato a manufacturas más complejas que requieran investigación y desarrollo tecnológico. Claro, esto podría suceder siempre y cuando el gobierno establezca claramente sus prioridades. Recordemos que la tecnología está rompiendo muchos paradigmas y la clave de una estrategia de país tiene que estar basada necesariamente en la aplicación de esas tecnologías, en el uso de la información y del manejo de datos.
La recuperación económica de Estados Unidos, nuestro mayor socio comercial, es un tema que debe estar en nuestra agenda. No perdamos de vista que estamos muy integrados en la cadena de producción y distribución de ciertos bienes y servicios en el mercado americano. Además, será nuestro primer año bajo las nuevas reglas del tratado comercial TMEC, lo que implica algunos ajustes en los modelos de negocio. En este sentido el panorama es halagüeño, pues el mercado americano continuará fortaleciéndose y ambas naciones apostarán por la colaboración conjunta. No obstante, debemos continuar fomentando relaciones comerciales en otras latitudes para disminuir el riesgo de dependencia.
Otros aspectos que la comunidad de negocios deberá considerar en cuanto al TMEC es mantener una adecuada comunicación. Esto es, las nuevas reglas pueden prestarse a diferentes interpretaciones. Un ejemplo al respecto es la propuesta de alcanzar un salario mínimo por industria, como es el caso específico de la automotriz. Este escenario puede ser complejo debido a que significaría ajustes en el resto de la economía.
El fortalecimiento de la población económicamente activa es un tema que en nuestro país continúa pendiente. En la medida en que podamos lograrlo alcanzaremos una mejor distribución del ingreso y, en consecuencia, crecerá el apetito de inversionistas y empresarios por tomar mayores riesgos porque habrá un mayor mercado dispuesto a consumir más bienes y servicios.
El año 2021 ofrece un panorama de grandes oportunidades, pero también de relativa volatilidad. Esto es, a mayor certidumbre a las condiciones macroeconómicas, menor volatilidad. Si no lo logramos, el horizonte financiero se puede complicar y correríamos el riesgo de tener impactos en el costo del dinero, en los niveles de inflación y, entonces, desajustar la economía en conjunto. Y esto haría muy complicado proyectar inversiones en plazos razonables.