Mauricio Jalife

Nuevas formas de competencia desleal en la industria ‘tequila-mezcal’

La organización denominada “California Agave Council” pretende impulsar la industria de la producción de los destilados de agave en ese territorio, pese a que el tequila y el mezcal son denominaciones protegidas por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual.

Prende las alertas en el tema de protección de denominaciones de origen e indicaciones geográficas de nuestro país, la aparición de marcas de certificación que operan en Estados Unidos como contratipos de nuestros conocidos destilados de maguey Tequila y Mezcal. Escribo con mayúscula ambos términos en reconocimiento a su tutela como denominaciones de origen, que les añade y aleja de cualquier consideración de estos como “genéricos”.

Un caso detectado que mueve los resortes de la preocupación es el de la organización denominada “California Agave Council”, que según sus propias afirmaciones pretende impulsar la industria de la producción de los destilados de agave en ese territorio. Sabedores del enorme éxito desde hace décadas del Tequila y del crecimiento exponencial del Mezcal en años recientes, el apetito de empresarios de muy diversa talla y ética de negocios se abre ante tan jugoso pastel.

Una primera llamada de atención pasa por la afectación directa que este tipo de productos alternativos plantea hacia un mercado del tamaño y la capacidad del estadounidense, que fácilmente puede moverse hacia la compra masiva de genéricos de agave que sean vendidos en bares y restaurantes bajo la apariencia de tequilas y mezcales, especialmente en mezclas. No olvidemos que el famoso “margarita” es el cóctel de mayor venta en el mundo.

El mayor motivo de análisis, sin embargo, debe partir de un trabajo de autoanálisis sobre lo que nuestro país está haciendo para la defensa de sus productos típicos. Si bien, tanto Mezcal como Tequila forman parte del catálogo de protección de denominaciones de origen de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, existen importantes territorios que siguen eludiendo las obligaciones de los tratados internacionales en la materia. Estados Unidos, con su gran industria de queso y su pujante producción de vinos, sigue siendo el mayor esquirol del sistema.

Debemos reconocer que una propuesta como la de California Agave Council está aprovechando la inconsistencia en la propia cadena productiva y de certificación del Mezcal mexicano que, a partir del friccionado cambio de su consejo regulador -y de la apertura de la certificación de productos a diversas entidades-, ha perdido representatividad y eficacia, abriendo opciones a conductas parasitarias como la que se analiza.

No olvidemos que como bienes nacionales que son las denominaciones de origen, el gobierno mexicano tiene la obligación de preservarlos, incluyendo su defensa en mercados extranjeros. La nueva ley, cuando fue promulgada en 2020, explícitamente obvió contemplar a los consejos reguladores, que claramente se habrían podido constituir, con los debidos apoyos, en garantes de estos importantes activos de los mexicanos. Recordemos que casos como el de “Desperados” marcó un importante precedente de defensa del Tequila ante tribunales europeos, que impidió la continuación de la ilegal publicidad realizada por una empresa holandesa que bajo ciertas argucias disfrazaba cerveza como “mixer” de Tequila.

Es claro que nuestro país no debe tolerar actos de competencia desleal de sus denominaciones de origen, que aprovechan la inercia de su exponencial crecimiento internacional. Porque estas conductas ilegales, también son formas de apropiación cultural.

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