La estadística es que, al menos la mitad de los productos falsificados que se venden, ingresan al país a través de alguna de sus 42 aduanas. La misma estadística indica que, los decomisos de mercancía ilegal en su ingreso a nuestro mercado han decrecido a partir de la creación de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM), a partir de 2021. Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que la batalla actual por el control de mercados informales alimentados por piratería se libra en las aduanas del mundo.
Estos parámetros son preocupantes si pensamos que, cuando cargamentos de piratería pasan frente a los oficiales de la aduana, es el momento idóneo para confiscarlos y evitar su distribución a los circuitos comerciales, en los que se requiere multiplicar recursos para lograr su retiro. De hecho, las “medidas en frontera” constituyen un paquete de obligaciones puntuales que debemos cumplir en el contexto del TMEC y de otros tratados internacionales.
Antes de la creación de la ANAM, la entonces Administración General de Aduanas contaba ya con un sistema eficiente de detección de marcas apócrifas, operado por un equipo con larga experiencia en la identificación de productos ilegales. Uno de los logros de esa administración fue la creación de un “Padrón Aduanero de Marcas”, que permitía dar de alta marcas para incrementar su vigilancia y tener un listado de empresas autorizadas para su importación. Ese registro alterno al del IMPI, sirve para facilitar a las aduanas el análisis de casos sospechosos y notificar a los interesados para provocar su intervención.
Hay que recordar que, a las dificultades inherentes a la detección de un producto falsificado, dada la alta calidad que las imitaciones llegan a tener, se debe añadir la complejidad que presentan las llamadas “importaciones paralelas”, que son permitidas cuando logran acreditar que se trata de productos auténticos.
Como se ha documentado en las últimas semanas, el IMPI ha iniciado una campaña importante de decomisos de productos falsificados en diversas ciudades de México, en un esfuerzo plausible para devolver credibilidad al sistema de protección de propiedad intelectual. Sin embargo, dos piezas más son claves en el éxito de cualquier programa de lucha antipiratería. El primero es que las aduanas filtren productos provenientes de otras jurisdicciones, y el segundo es que la FGR de trámite expedito a las querellas presentadas en contra de organizaciones criminales dedicadas a estas actividades.
Ante el arribo de miles de migrantes a nuestro país, la posibilidad de incremento del comercio informal es inminente, y la demanda por productos de manufactura y comercio ilegal siempre acompaña a las redes de distribución que eluden el cumplimiento de la ley. Ante ese escenario, el mejoramiento de los sistemas de control de falsificaciones, productos robados y adulterados se vuelve crucial.