Opinión Mauricio Jalife

Acelera pandemia cambios en ecosistema de innovación

Es tiempo de que nuestros emprendedores, que han dado a México uno de los primeros lugares mundiales en creación de start-up digitales, levanten la mano.

De los diversos reportes de tendencias en innovación que en el mundo se publican, el índice Derwent de los 100 innovadores líderes en el mundo destaca por su enfoque y metodología. Los resultados de la edición del año pasado -no podía esperarse menos-, acreditan modificaciones sustanciales en quiénes están innovando, cómo generan innovación y qué campos de actividad están captando mayores recursos. La edición de 2020 del reporte, resultaba particularmente relevante para conocer el cambio de tendencias que el 'efecto pandemia' podría haber generado, particularmente por abarcar la casi totalidad del año que terminó y por haber alcanzado al planeta completo.

Una de las lecturas permite reconocer que el sector salud, de suyo altamente activo en innovación, fue objeto de especial atención en el periodo, no solo por el conocido desarrollo de vacunas, sino por la necesaria respuesta que los laboratorios debieron dar en la búsqueda de medicamentos anti-Covid, así como para el diseño de diversos equipos e implementos que el control de la pandemia demandó. De hecho, un área de especial actividad es la de la sanitización e higiene laboral en general, que emerge como un rubro que en forma permanente habrá de requerir innovación incremental.

Una tendencia que el reporte revela, que se disparó de manera geométrica, es el de las aplicaciones digitales en todas sus formas. Si ya se advertía un crecimiento sostenido del comercio electrónico, la emergencia sanitaria lo convirtió en prioridad. Para muchas corporaciones, mutar al ambiente digital ha representado un tema de sobrevivencia, y para otras, la oportunidad que esperaban para disparar una expansión a categorías o regiones que estaban fuera del radar.

Otras interesantes tendencias que la consultora Derwent nos deja ver en su análisis, es la variación que el ecosistema ha sufrido como consecuencia de su fragmentación. De ser un sistema relativamente estable y predecible, se ha pasado a un escenario en el que entidades alejadas de la actividad de innovación se han sumado, mientras que otras han declinado sensiblemente. Bajo esta nueva condición, organizaciones de menor tamaño, de países poco involucrados en desarrollo de propiedad intelectual, han empezado a participar. Un factor que incide es la posibilidad de tomar parte en los esfuerzos empleando menores recursos herramentales tradicionales, que hoy son sustituidos por informática y talento.

Esta fragmentación está llevando a implementar otras formas de relacionar las piezas en el tablero, que conducen hacia formas colaborativas que no se habían visto en el pasado reciente. La visión de una empresa que de manera lineal personaliza la investigación y desarrollo, excluyendo a terceros, empieza a desmontarse y dar paso a un tipo de colaboración intensiva, tanto a nivel de centros de investigación, gobiernos y empresas, como inclusive entre competidores, que entrelazan conocimiento y experiencia en la búsqueda de soluciones novedosas para un mercado más inteligente.

Para las organizaciones que en nuestro país se han mantenido al margen de las olas de innovación que en el mundo se han dado en las últimas décadas, esta era disruptiva les ofrece una oportunidad extraordinaria para insertarse en estas líneas de acción. Es tiempo de que nuestros emprendedores, que han dado a México uno de los primeros lugares mundiales en creación de start-up digitales, levanten la mano.

COLUMNAS ANTERIORES

Muerte de Cofece; la gran paradoja
Paro del Poder Judicial: lo que viene

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.