Mauricio Jalife

Incrementa EUA protección de secretos empresariales

Los casos de plagio de información comercial valiosa se han convertido en prioridad para el FBI, en lo que muchos interpretan como un mensaje enviado desde las altas esferas del gobierno federal.

Pocos casos de robo de secretos industriales han alcanzado la relevancia y visibilidad del que se sigue en contra de Anthony Levandowsky por la investigación criminal que los fiscales federales han abierto en su contra. El presunto robo de información habría sido cometido en contra de la unidad de vehículos autónomos de Google, conocida como Waymo. El asunto recuerda al conocido litigio que General Motors siguió en contra de Volkswagen, a mediados de los años noventa, cuando el entonces director de compras de la compañía, Juan Ignacio López de Arriortúa, pasó a la vicepresidencia de la segunda, acusado de llevarse proyectos y empleados estratégicos.

De manera súbita, los casos de plagio de información comercial valiosa se han convertido en prioridad para el FBI, en lo que muchos interpretan como un mensaje enviado desde las altas esferas del gobierno federal, a fin de que empresas extranjeras cesen en actividades de piratería de Propiedad Intelectual de compañías estadounidenses. En particular, el radar parece estar puesto para detectar actividades ilícitas de compañías chinas, que han estado contratando exempleados de Silicon Valley en la búsqueda de atajos para mejorar su competitividad.

Algunos casos documentados revelan que, en detrimento de desarrollos de Apple de vanguardia, ciertos empleados han dejado la compañía llevándose información sensible hacia start up chinas que los han recibido.

El expediente seguido contra Levandowsky involucra más de 14,000 archivos digitales que habrían sido transferidos a Uber, que es la nueva empresa en que labora el acusado. Aun y cuando las corporaciones involucradas han llegado a un acuerdo en los litigios mercantiles que sostenían por este caso, existen estas secuelas penales que escapan a la propia voluntad de las partes involucradas. De llegarse a una sentencia condenatoria, el acusado podría pasar el resto de su vida en prisión, como consecuencia del sistema acumulativo de penas que contempla el sistema criminal norteamericano.

El caso es icónico, además, por el prestigio del que viene precedido este ingeniero industrial que ha laborado en las más importantes firmas de Silicon Valley, y es el inventor de múltiples tecnologías que han transformado la visión del futuro en materia de vehículos autónomos y robótica aplicada al transporte.

La lección que podemos desprender de este caso es que, al final, la visión del gobierno del Presidente Trump está virando para reconocer el alto valor y liderazgo que los derechos de Propiedad Intelectual representan para las empresas de ese país. Había sido una novedad que los temas de protección de esta clase de derechos no apareciesen en los discursos oficiales del régimen. Sin embargo, los altos estándares de protección lanzados en el T-MEC, por exigencia de Estados Unidos, y el énfasis puesto a este tipo de asuntos están regresando a la normalidad de un gobierno comprometido con la defensa de los derechos que generan riqueza a sus empresas y sustentabilidad a su liderazgo en el mundo.

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