Mauricio Jalife

Pasa a consulta controversial Norma para etiquetado

En lo que claramente no existe acuerdo es en los medios propuestos por la norma que están yendo aún más lejos que el modelo regulatorio seguido, que es el chileno

Las modificaciones propuestas a la llamada NOM 051, que establece las especificaciones generales de etiquetado para alimentos y bebidas preenvasados que se comercializan en el país, representa el esfuerzo más significativo en la historia de esta clase de regulaciones, con el objetivo de trasladar al consumidor información clara sobre los riesgos de salud que cada producto pudiera representar.

La propuesta de modificaciones se inserta en las acciones que desde hace varios años se iniciaron, como respuesta a la gravedad de las cifras que reportan índices elevados de obesidad y sobrepeso en el país, con particular incidencia en niños. En congruencia, la Ley General de Salud está siendo sometida en estos momentos a revisiones profundas para ajustar su articulado a los nuevos criterios. En el caso de la NOM 051, la misma acaba de ser publicada, a fin de que cualquier interesado pueda formular observaciones durante los próximos dos meses, antes de ser promulgada y exigible.

En general, parece existir consenso entre autoridades, expertos, instituciones académicas, asociaciones de consumidores e industria, respecto a la necesidad de hacer más clara la información nutrimental de los empaques, así como en la necesaria reformulación de productos. En lo que claramente no existe acuerdo es en los medios propuestos por la norma para estos fines, que están yendo aún más lejos que el modelo regulatorio seguido para su implementación, que es el modelo chileno.

Uno de los principales puntos de oposición deriva del empleo de los sellos preventivos que se aplicarán a las etiquetas frontales, que reducen su lenguaje a frases tan lacónicas como "exceso calorías", "exceso azúcares", "exceso grasas saturadas", "exceso grasas trans", "exceso sodio" y "contiene edulcorantes evitar en niños", por considerar que los mismos no discriminan entre los que apenas pasan el límite, de aquellos que lo hacen sobradamente. Sobre este punto, otros sistemas empleados en el mundo ofrecen opciones en colores que son fácilmente entendidos por los consumidores. Dar el mismo tratamiento a productos tan disímbolos nutricionalmente como las sardinas y las galletas no puede justificarse, y a la larga, serán los propios consumidores los afectados por la "simplicidad" de la información que la nueva norma les ofrece.

Otro de los grandes temas de debate es la obligación propuesta por la norma de suspender el uso de personajes, dibujos, celebridades, regalos y otras formas promocionales, como presunto mecanismo para desincentivar su consumo, cuando exista obligación de aplicar uno o más sellos preventivos. No es este un tema menor, ya que los niveles de lealtad que una marca logra con sus consumidores con el trabajo de muchos años, obliga a la empresa a mantener altos estándares.

Todos entendemos que defender la salud es una prioridad social de la más alta estima, sin embargo, cuando la obligación impuesta pudiera tener un efecto positivo cuestionable o poco perceptible, causando grandes afectaciones, es cuando podemos empezar a hablar de desproporcionalidad de la norma.

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