Mauricio Jalife

Un peculiar ‘Día Mundial de la Propiedad Intelectual’

Mauricio Jalife indica que las tendencias en la propiedad intelectual están cambiando ante el avance tecnológico y el regreso hacia la imposición de barreras arancelarias y comerciales.

Mauricio Jalife Daher

El 26 de abril es el día marcado en el calendario para la celebración del Día Mundial de la Propiedad Intelectual. Para esta edición, la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual ha señalado al deporte, como el área de actividad que, al vincularse con estos derechos, mejora su desempeño y traslada beneficios a la sociedad. Aunque de entrada luce como una relación lejana e intermitente, en la realidad se verifica que el sistema de Propiedad Intelectual hoy es uno de los ejes que sostienen la presencia permanente de los deportes en nuestras vidas, y la producción económica alrededor de su difusión y práctica.

Debemos reconocer que a diferencia de otras épocas, llegamos a esta fecha con bajas expectativas, por lo que los organismos dedicados a la regulación y la difusión de los temas de Propiedad Intelectual redoblan esfuerzos por recordarnos los postulados y beneficios que este sistema aporta a las economías desde hace 150 años. Por muchas razones, el último lustro presenta especial complejidad y retos, en un ambiente que no solo no es favorable, sino que en ciertos aspectos llega a definirse como próximo a la hostilidad.

Dos son esas tendencias que impulsan la corriente en contra. La primera, está dada por el regreso del péndulo hacia la imposición de barreras arancelarias y comerciales, y que en otros tiempos favoreció notablemente la armonización de leyes protectoras de la inversión extranjera, la transferencia de tecnología y la propiedad intelectual. Hoy nos movemos hacia un proteccionismo no declarado, pero que en la práctica se traduce en medidas restrictivas del libre tránsito de mercancías.

La segunda tendencia se inserta en el llamado comercio digital, que sigue transformando de manera radical la forma en que compramos, vendemos, nos comunicamos, nos transportamos y nos entretenemos, y que mira a las leyes de propiedad intelectual como limitantes de las libertades que se viven en la red. En particular, para el segmento de usuarios de redes sociales nacidos en esta generación, las reglas de derechos de autor son vistas como simple censura del libre flujo de ideas y a la economía regulada por consumo colaborativo.

Desde luego que, el principal desafío para la Propiedad Intelectual es lograr pasar el mensaje de que su papel sigue siendo esencial en la construcción de cadenas de valor en productos de contenido creativo, y que sin esta normativa, ni las plataformas, ni las aplicaciones, ni los propios mensajes en redes sociales podrían alcanzar niveles aceptables de autenticidad y validación. Lo podemos decir suavecito: sin reglas de Propiedad Intelectual, el mundo digital sería tan caótico que su crecimiento y eficacia estarían rotundamente comprometidos.

En la parte de políticas públicas, los retos toman diversa fisonomía dependiendo del estado de desarrollo jurídico y económico de cada país. México, por su especial perfilamiento a la economía abierta, ha tenido una regulación de Propiedad Intelectual reactiva; cada vez que firmamos un nuevo gran tratado comercial, nuestras leyes internas se modernizan para responder a las exigencias de nuestros socios comerciales industrializados. Justo en esa coyuntura, la firma el año pasado del T-MEC, el TLCUEM y el TPP, nos ubican en la condición de rediseñar nuestras normas en la materia, en la forma más moderna y creativa, para contar internamente con una plataforma amplia y eficiente para proteger la innovación. México es uno de los 3 países que más "start ups" produce, las cuales demandan un sistema jurídico robusto de protección de la creatividad.

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