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La educación y el medio ambiente: un vínculo indispensable

Permitir que niños y jóvenes jueguen, aprendan y crezcan en entornos escolares conectados con la naturaleza les brinda la oportunidad de protegerla y a sus habitantes.

El 5 de junio se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, y es importante reflexionar sobre la crisis ambiental global que enfrentamos desde hace décadas. Los expertos advierten que los desafíos que se avecinan son sumamente complejos. Según datos de UNICEF, aproximadamente 37 millones de niños refugiados, migrantes o desplazados dentro de sus propios países se enfrentan a la movilidad debido a conflictos, condiciones adversas de vida y los efectos del cambio climático. Además, se estima que, dentro de dos décadas, uno de cada cuatro niños, alrededor de 600 millones, vivirá en zonas con recursos de agua extremadamente limitados, entre otros desafíos.

Aunque los retos ambientales y la importancia de conectarlos con el ámbito educativo no son nuevos, varios países han realizado esfuerzos significativos para incorporar programas, acciones y políticas en sus planes educativos. Algunos de estos enfoques incluyen la educación ambiental para la sustentabilidad o la educación para el desarrollo sustentable. Sin embargo, es urgente reflexionar sobre la necesidad de aprovechar los espacios escolares y conectar los principios de la naturaleza con lo que sucede en las aulas.

Más allá de las políticas educativas y los esfuerzos realizados, es esencial que las y los maestros reflexionen sobre el alcance del desafío y amplíen su comprensión al respecto. Aunque muchas escuelas enfrentan escasez de recursos materiales e infraestructura, junto con los efectos del clima adverso en sus regiones, existen aprendizajes pedagógicos que se pueden aplicar en el aula y en los procesos de aprendizaje de los estudiantes. No se necesitan políticas complejas, sino comprensión y entendimiento para que los docentes puedan incorporar principios de la naturaleza a diario y ampliar su perspectiva.

Por ejemplo, la biomímesis es una disciplina científica que busca aprender y comprender los principios y patrones de la naturaleza para resolver problemas humanos y diseñar soluciones innovadoras. Esta disciplina destaca algunos principios como la importancia de adaptarse a condiciones cambiantes, sintonizarse con el contexto y responder localmente mediante soluciones cooperativas y eficientes en el uso de recursos. Estos principios desde luego que se pueden poner en marcha en una planeación del ciclo escolar, además de conectarlos con cada una de las asignaturas. La conciencia sobre los retos ambientales es de una materia o de una sesión de clase, la necesidad de incorporarlo como tema transversal y cotidiano es urgente.

La conexión entre la educación y el medio ambiente desempeña un papel vital en la formación de habilidades: fomenta el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la toma de decisiones informadas. Además, promueve el desarrollo de habilidades de colaboración y trabajo en equipo, ya que abordar los problemas ambientales requiere esfuerzos colectivos y enfoques multidisciplinarios.

En noviembre de 2021, el Children and Nature Network, en colaboración con el Seminario Global de Salzburgo, la Alianza Internacional de Terrenos Escolares, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, #NatureForAll y el Instituto para la Juventud, la Educación y las Familias de la Liga Nacional de Ciudades, identificaron enfoques exitosos de todo el mundo para abordar de manera significativa problemas complejos e interrelacionados con el medio ambiente. Como resultado, se publicó la “Declaración de Salzburgo para reverdecer los terrenos escolares y promover el aprendizaje al aire libre”.

Hoy más que nunca, es innegable el vínculo entre la educación y el medio ambiente. La crisis de aprendizaje provocada por la pandemia no sólo ha resaltado los desafíos socioemocionales, sino que también investigaciones profundas se enfocarán en las consecuencias que enfrentarán los estudiantes que vivieron en contextos de encierro o con acceso limitado a espacios verdes o al aire libre.

La evidencia científica demuestra que transformar los espacios escolares en entornos naturales ricos es una poderosa herramienta que mejora la salud física y mental, promueve habilidades sociales y cognitivas, fomenta la creatividad y aumenta el rendimiento académico. Permitir que los niños y jóvenes jueguen, aprendan y crezcan en entornos escolares conectados con la naturaleza no sólo les brinda la oportunidad de protegerla y a sus habitantes, sino que también es fundamental para las acciones de mitigación del cambio climático.

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