Mexicanos Primero

Retos digitales para la Nueva Escuela Mexicana

A pesar de su magnitud y trascendencia económica a nivel latinoamericano y global, México tiene aún mucho por mejorar para subirse de lleno al siglo 21.

Director de Investigación en Mexicanos Primero

La integración de lo digital en la educación pública en México está reconocida tanto en la Constitución como en la Ley General de Educación. Amparada en este marco normativo, el año 2020 se promulgó la Agenda Digital Educativa. Su creación fue liderada por la coordinación general @prende.mx de la SEP y en su justificación, ésta se presenta como parte fundamental de la Nueva Escuela Mexicana (NEM).

Esta agenda se enfoca en aspectos como la conectividad, la modernización y ampliación de la infraestructura TICCAD (tecnologías de la información, comunicación, conocimiento y aprendizaje digitales). Y también, busca explorar de qué manera se pueden utilizar la inteligencia artificial y otras tecnologías como herramientas para la mejora educativa.

La visión de fondo en dicho documento refleja la importancia de incorporar este elemento en el funcionamiento del sistema educativo nacional. Sin embargo, a la fecha no parece ser evidente de qué manera el aspecto digital y las nuevas tecnologías resulten importantes en la implementación de la NEM, la cual se ha centrado mucho más en elementos como los libros de texto gratuitos.

Aunque las causas de este postergamiento sean múltiples, quizás gran parte de la explicación esté en la precaria realidad material del sistema educativo nacional. Según datos de la propia Secretaría de Educación Pública dados a conocer por Mexicanos Primero, en México existen más de 127 mil escuelas públicas que no tienen computadoras para uso pedagógico y más de 168 mil que no disponen de acceso a Internet.

Las nuevas formas de aprender, trabajar, socializar y participar en la actividad democrática que genera la inteligencia artificial pueden resultar tanto en una mayor inclusión como en nuevas formas de exclusión. Se trata de un dilema que deberá ser resuelto por el gobierno federal. ¿Queremos un México que cultive un papel de liderazgo regional o uno que acepte rezagarse ante otros países que avanzan de manera más decidida en la incorporación de nuevas tecnologías como mecanismos para mayor prosperidad y bienestar?

Una reciente publicación de UNESCO, titulada Evaluación del estadio de preparación de la inteligencia artificial para México, realiza una importante contribución en el abordaje de esta coyuntura. El reporte ofrece una detallada revisión de lo que el país requiere mejorar para aprovechar las oportunidades y mitigar los riesgos que trae esta tecnología en sectores que van desde la mirada al marco legal y regulatorio hasta lo económico, pasando obviamente por el tema educativo.

El reporte expone con ecuanimidad las fortalezas y debilidades en la forma en la que el gobierno de México ha encarado la tarea de aprovechar la inteligencia artificial como una oportunidad para un desarrollo más inclusivo. Se menciona que en el año 2018 se inició la construcción de una estrategia nacional, con una activa participación en debates a nivel internacional. Y se explica que a la fecha aún no existe un plan o estrategia nacional digital, ni tampoco de inteligencia artificial.

Sin caer en la complacencia ni en el alarmismo, se exponen miradas más optimistas y otras más preocupantes. Poniendo la atención en el vaso medio lleno, se señala que México ocupa el segundo lugar en formación en ciencia de datos a nivel Latinoamérica, después de Brasil, en el Informe de habilidades globales de Coursera 2023. Pero en una mirada pesimista, se menciona que México figura en un nivel “muy bajo” en cuanto a visión e institucionalidad para el desarrollo digital (con un puntaje de 2.78 frente al promedio LATAM de 33.68 en el Índice Latinoamericano IA2).

Se trata de dos caras de la misma moneda. A pesar de su magnitud y trascendencia económica a nivel latinoamericano y global, México tiene aún mucho por mejorar para subirse de lleno al siglo 21. La próxima administración federal tiene entre sus manos la oportunidad de mirar de frente o dar la espalda a la tarea de incorporar tecnologías como la inteligencia artificial a un desarrollo inclusivo del país. En tanto, el mundo no se detendrá a esperar ni a la Nueva Escuela Mexicana ni a la Cuarta Transformación.

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