Jugar 15 finales en menos de 10 años avala cualquier gestión deportiva, más aún cuando se colectan cuatro títulos de Liga, uno de Copa y tres más, pero de discreta relevancia como Campeones Cup y Campeón de Campeones... moleros, pues.
Hablamos de Tigres bajo el mando de Ricardo Ferretti y la incuestionable administración del ingeniero Alejandro Rodríguez, quien salió hace poco del equipo. Con ellos llegaron títulos y atención a nivel nacional.
Un proyecto que ha basado su éxito en la contratación de jugadores con calidad comprobada: lo hizo en Europa (caso Gignac) y lo hace frecuentemente en nuestro mercado con jugadores de talento probado.
Tigres es un equipo atractivo, sin duda lo es: por sus alcances deportivos, su capacidad económica y la experiencia que ofrece al formar parte del grupo. Por eso no es raro que los jugadores mexicanos que militan en Europa opten por este equipo norteño como su nueva casa para volver a México. Hoy se trata de Carlos Salcedo, un defensor de enormes cualidades y del que pensamos tenía largo camino en el futbol europeo. Antes fueron Javier Aquino y Carlos Salcido. También prueba suerte con talento mexicano hecho en otros clubes como Jurgen Damm, Jorge Torres Nilo, Hugo Ayala y algunos otros.
Su fórmula está completamente definida y se mantiene con resultados; sin embargo, hay una tarea pendiente: la cantera, el talento "hecho en casa".
Sería atrevido establecer que se trabaja mal en fuerzas básicas, ya que no tenemos elementos para así decirlo, el problema es la visión del equipo que prioriza jugadores de nombre y trayectoria por encima de las apuestas a largo plazo.
Queda claro el proyecto; tales inversiones requieren inmediatez de resultados y pensar más en el presente que en el futuro; sin embargo, este equipo tiene total capacidad para generar y proyectar el esfuerzo de mucha gente que trabaja en fuerzas inferiores, principalmente el de sus propios jugadores.
Cartera sobre cantera, esto es Tigres.