He Dicho

De cambio y emociones

Con la vuelta de Guillermo Ochoa, el América logra la casi imposible trifecta: capacidad, liderazgo e idolatría.

No solo requerían un gran portero para suplir la ausencia de Agustín Marchesín, necesitaban además un líder, un jugador que fuera capaz de transmitir y conectar con la gente.

Y Guillermo Ochoa lo cubre todo, tan es así que podríamos considerar que después de la partida de Cuauhtémoc Blanco, no encontraremos una que tenga tales consideraciones como lo fue en su momento la de Paco Memo.

Con su vuelta, América logra la casi imposible trifecta: capacidad, liderazgo e idolatría.

Jugada perfecta.

No como la que parece estar planeando Cruz Azul, y no hablo por Ricardo Peláez sino de la más alta esfera del equipo. Y es que después de la zarandeada que les propinó Querétaro, se dice que Guillermo Álvarez tiene en mente a Paco Palencia como sucesor de Pedro Caixinha.

Yo me pregunto: ¿si contratas al directivo más exitoso del futbol mexicano de la última década, lo normal no sería dejarlo trabajar, planear y ejecutar? Me pregunto también: ¿no hubiera sido mejor cesar al portugués desde el final del torneo pasado para entonces trabajar con tiempo en un nuevo proyecto?

Un rumor solamente, pero viniendo de Cruz Azul todo puede suceder, lo único que espero es que si alguien va tomar una decisión, que sea Ricardo Peláez.

De emociones

Cada quien tiene derecho de expresar sus emociones siempre y cuando no rebasen la frontera del respeto, por lo que una lágrima de emoción o un grito de júbilo parecerían inofensivos.

Hablo del Pollo Briseño quien lloró durante una entrevista luego de hacer su primer gol y siete días después celebró con enjundia una barrida donde desvió una pelota a tiro de esquina.

Uno entendería que evitar un centro es parte de las obligaciones y/o tareas de un defensor por lo que el festejo parece extralimitado, sin embargo, repito, cada uno tiene derecho de expresar sus emociones.

Falso aquello que dice que "se juega como se vive" pero si hablamos de actitud, contagia más lo que vimos de Briseño que un brinco de Pulido antes de patear un penal aunque la actitud como único valor no es suficiente.

Si bien es cierto la suma de pequeños detalles lleva a cosas grandes, cierto también es que el liderazgo implica un correcto manejo de las emociones.

He dicho!

COLUMNAS ANTERIORES

Reglamentos, no comunicados
La grata sorpresa celeste

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.