He Dicho

Necesitamos futbolistas más conscientes

Si pedimos un alto a la violencia, el asunto debe empezar desde adentro, por lo mismo resulta imperioso el control vía reglamento de los clubes, escribe Miguel Gurwitz.

Suficiente tenemos con el barra brava como para encontrar en el futbolista retos, insultos y ataques.

¡No! El jugador no puede ser un aficionado más, menos si se trata de uno revoltoso e inconsciente, uno que no termina de entender que la disciplina no encuentra su frontera en las canchas de entrenamiento o en los estadios. Uno que no comprenda lo que está sucediendo y los tiempos que vivimos.

Mensajes como los de Nicolás Castillo no deben ser permitidos o pasados por alto.

El futbolista debe salir de esa burbuja y asomarse a la realidad, esa que no se aprecia desde el camión que va escoltado y protegido para entrar y salir del estadio. Esa que no se percibe desde el sillón de la casa. Esa a la que tristemente parecen ser inmunes.

Si pedimos un alto a la violencia, el asunto debe empezar desde adentro, por lo mismo resulta imperioso el control vía reglamento de los clubes y de la propia Liga; es decir, que se castigue a cualquier afiliado que incite, provoque o promueva la violencia en cualquiera de sus formas, en las que por supuesto deben entrar los medios sociales.

Es triste que muchos jugadores no entiendan el daño y las consecuencias de un post. Me parece increíble que no tengan la capacidad de ponerle perspectiva al asunto y que no se les complique que incluso SUS redes, también representan a las instituciones que pagan su salario.

Necesitamos mayor conciencia y colaboración de quienes hacen grande este juego, ya sea un tema de voluntad o de manera obligatoria.

Es un juego, sí, pero deben jugarlo con madurez, inteligencia y responsabilidad.

Urge el reglamento.

¡He dicho!

COLUMNAS ANTERIORES

Reglamentos, no comunicados
La grata sorpresa celeste

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.