Tuca dijo lo que siempre ha dicho: "No, gracias". Conoce perfectamente el futbol mexicano a nivel deportivo y directivo, y eso precisamente lo ha convencido para ver los toros desde la barrera una vez más.
Tuca no quiere ni querrá, y menos cuando se le extiende la invitación diciéndole que ésta en una especie de tómbola con tres entrenadores más… No, no es por ahí la cosa, y menos con él.
Vuelvo a lo que establecí en colaboraciones anteriores: para cambiar a la Selección Mexicana es necesario modificar muchas cosas en el futbol mexicano; no se trata solamente de elegir a un entrenador sino de acompañar esa decisión con cambios que le simplifiquen los procesos de crecimiento al futbol mexicano.
Más allá de un nombre, la búsqueda debería tener como objetivo principal un proyecto, es decir, preguntarse cómo quiero y creo que puedo jugar, con qué material cuento y cuáles son las herramientas que poseo para luego entonces iniciar la búsqueda de quién se adapta mejor a lo que requiero como Federación; pero la clara muestra de que no se está haciendo así el perfil de los directores técnicos que se tienen en el radar.
Son dos preguntas básicas:
1.- ¿Qué tienen en común Ferreti, Almeyda, Herrera o, yéndonos más lejos, André Villas-Boas para ser todos candidatos al mismo puesto?
2.- ¿Qué busca la Federación Mexicana de Futbol? (Más allá de las obviedades: trascender, mejorar, jugar el quinto partido… etcétera, etcétera).
Una nueva administración a la que debemos darle tiempo, claro está, pero volvemos a lo de siempre, estamos buscando un nombre más que un proyecto.
Tener tantos candidatos tienen sus riesgos, uno de ellos es elegir al que quede, y no al que verdaderamente se quiere; por descarte, pues, tal y como ha sucedido anteriormente.