Ricardo Peláez lleva mucho a la mesa del Guadalajara y quien piense que su principal misión es explorar la contratación de refuerzos, entiende poco y nada de lo mucho que necesitan en Chivas.
Claro que la compra de jugadores que puedan sumar talento al plantel es una de sus responsabilidades, pero hay temas como la disciplina, la fuga de talento, y el notable fallido proceso de madurez personal y futbolística que evidencian varios jugadores nacidos en ese club.
Cuando uno piensa en la disciplina en deportistas profesionales apela también al sentido común, pero a la luz de los resultados, (y no precisamente deportivos), es cuando más falta hace que las cosas queden por escrito, y si requieren manzanas para explicar las diferencias entre lo que puede y debe hacer un futbolista y lo que no, que proceda, pero los límites en Chivas deben quedar perfectamente establecidos.
El proceso de crecimiento del jugador es quizá el más viciado en nuestro futbol por temas como: incapacidad, corrupción, sobornos, malas visorias, etcétera, pero en Chivas, más que en ningún otro equipo (por la imposibilidad de contratar extranjeros), las categorías inferiores deberían ser la primera fuente de alimentación del primer equipo, algo que claramente no esta sucediendo. Es ahí donde el director deportivo juega un papel fundamental ya que cada entrenador tiene una idea distinta y es donde se rompen los procesos, situación que podría evitarse con un plan bien desarrollado que ofrezca la correcta continuidad de crecimiento evitando también la salida de jugadores valiosos. Lo que usted y yo conocemos como filosofía de trabajo, algo que usted y yo, sabemos es casi inexistente en nuestro futbol.
Es decir, en Chivas hace falta un proyecto global de trabajo y lo que nunca ha existido en esta franquicia: autonomía. Y aunque está claro que Peláez tiene jefes a los que rendirá cuentas, claro también es que esos mismos jefes creo, han entendido que el fútbol no es precisamente su fuerte en términos deportivos.
La presencia de Peláez en Guadalajara debería ser un bálsamo.