Celebro la reacción del Presidente del Patronato de Pumas, Leopoldo Silva, al suspender de manera indefinida al jugador Marco García, quien hace aproximadamente dos años tomó y publicó fotografías de una de las tutoras de la institución sin su consentimiento, caso que relevó el periodista Ignacio Suárez.
Sin embargo, aún hay voces que debemos escuchar, la del ex presidente, por ejemplo, quien tendrá que explicar bajo qué políticas se actuó en su debido momento.
Menuda semana… y a la espera de ver cómo reaccionará Club América ante la situación de su jugador. Sin embargo, el punto medular está en los reglamentos, no solo de los equipos, sino del organismo que rige al futbol en nuestro país, ya sea mediante la Liga o la propia Federación.
En las Ligas de primer mundo (grupo al que claramente no pertenece el futbol mexicano pero al menos pretende acercarse), hay códigos y reglamentos establecidos en relación a este tipo de casos, donde actúa de oficio y donde las sanciones, tanto disciplinarias como económicas, ya están perfectamente establecidas. Es decir, se actúa de oficio.
Entiendo perfectamente que los clubes cuidan sus inversiones y sus activos, además de la cautela que implica un proceso legal para dar de baja o rescindir contratos pero, fijando criterios claros desde el inicio y el jugador sabiendo a lo que se atiene, las cosas podrían ser diferentes.
Resulta inadmisible no tener un reglamento claro en este sentido. No bastan los comunicados de prensa ni la tibieza con la que normalmente se procede.
La Liga, si quiere ser, al menos, debe parecer.
¡He dicho!