Criticaron su partida y con la misma "autoridad" señalan su regreso. Señal inequívoca que han errado en el diagnóstico, pero debe darle igual, ya que una y otra vez ha demostrado que se alimenta de las críticas.
Decidió partir cuando mejor le podía ir económicamente, cuando por fin había dejado de ser objeto de burlas y descrédito. Cuando cambió los silbidos por aplausos y el rechazo por cariño. Cuando demostró que no solo la técnica y el barrio resultan elementos indispensables para ser futbolista y cuando demostró que el hambre tiene distintas definiciones.
Renunció a las comodidades que otorga la idolatría y las ventajas de ser campeón en un equipo grande. Dejó todo, absolutamente todo sin importar cuántas mentadas de madre tuvo que absorber, cuántas bocas tuvo que callar y cuántos pensamientos que modificar.
Decidió tomar la ruta más complicada: irse de México como había llegado: como un auténtico desconocido, y lo hizo a un futbol de mayor exigencia pero en una división sin reflectores y sin ruido mediático; uno de segunda, en Inglaterra, pero de segunda…. Curioso para un jugador que al llegar a México era considerado de tercera.
Y de pronto se volvió indispensable, líder, ejemplo… referente.
Pero sería injusto decir que la vida dio vueltas como lo hace el balón, ya que eso reflejaría una postura mezquina e insensata de nuestras parte. No, las cosas no cambiaron, hizo que cambiaran, lo hizo una vez más a base de trabajo, confianza, entrega, dedicación, un corazón gigante y la mentalidad que tanto envidiamos de otras nacionalidades.
Culpable por ver éxito donde todos vieron fracaso; culpable por atreverse a explorar, por nunca conformarse, por intentar, por buscar más allá y por trascender… por superarse y crecer.
Es culpable por provocar tantas criticas fallidas y sin intención de hacerlo, ir cerrando bocas. Es culpable por haber trazado su carrera tal y como la quería; por cumplir sus metas personales y profesionales; por ser honesto y certero en el diagnóstico de sus alcances.
Regresa de una aventura donde no siempre encontró lo que buscó pero sin dejar deuda tanto en lo personal como en lo profesional. Y regresa en el momento justo, ese que le indica tener aún gasolina para rendir como debe y cosechar el fruto del titánico esfuerzo realizado.
Las criticas tiene su procesos de reciclaje; tal y como lo tiene su inmunidad a las mismas, al final la culpa sigue siendo de Miguel Layún, por creer, por ser provocador involuntario.