He Dicho

Tan cerca y tan lejos de Tokio

Qué contraste cuando a un año de la justa deportiva más grande del planeta, vemos que en nuestro país, el deporte es más grilla y política que otra cosa, escribe Miguel Gurwitz.

La cuenta regresiva está echada a andar para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Serán espectaculares, y nos sobran razones para pensarlo de esa manera: de entrada, el país, uno que encuentra en palabras como calidez, hospitalidad, rectitud, tecnología y decencia una buena alternativa para describirlo. Un país culto y educado que atesora sus antepasados pero que tiene en el progreso un sello inigualable.

Trabajadores e inteligentes que encuentran en la colectividad un fuerza asombrosa.

Y podríamos continuar con los adjetivos pero las palabras del presidente del Comité Olímpico Internacional, Thomas Bach, describen bastante bien el enorme compromiso por servir al mundo el año entrante. "Nunca había visto una ciudad tan preparada como Tokio a un año de distancia", dijo, y no es un asunto menor que faltando tantos días, este país tenga cinco de las ocho nuevas sedes completamente terminadas y que la más importante, el Estadio Nacional, estará listo a finales de este año.

Más de 20 mil millones de dólares en manos japonesas para invertir en Juegos Olímpicos son garantía de excelencia que harán de Tokio 2020, y nos alejamos de los discursos típicos de cada cuatro años, los mejores juegos en la historia en términos de organización, servicio, hospitalidad y logística.

Y qué contraste cuando a un año de la justa deportiva más grande del planeta, vemos que en nuestro país, el deporte es más grilla y política que otra cosa. Qué tristeza que a un año los deportistas que entregan su vida al deporte estén más preocupados por si tendrán agua caliente para bañarse, si les redujeron la beca, si les llegarán a tiempo los uniformes y tantas cosas que suceden que van interrumpiendo los procesos de crecimiento.

Qué pena que a un año haya tanto en los escritorios y tan poco en las pistas, las albercas y los gimnasios.

Qué tristeza que a un año, estemos tan cerca y tan lejos de Tokio.

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