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Propósitos de año nuevo: de promesas a los dioses a compromisos personales

Según la última encuesta 'Propósitos de Año Nuevo' del Gabinete de Comunicación Estratégica, solo 2 de cada 10 mexicanos cumplen sus propósitos de año nuevo (o parte de ellos). La gran mayoría de quienes fallan, reconocen que hubo una falta de compromiso.

El mismo estudio citado reveló que el propósito de cumplir con los propósitos de año nuevo -valga la redundancia-, en promedio expira antes de los primeros 12 días del enero, sin importar su índole y que según la misma encuesta van de lo abstracto, como ser mejores personas o superarse (ubicados dentro de los primeros 3 propósitos); pasan por aquellos que no dependen plenamente de nosotros, como conseguir un nuevo trabajo o tener estabilidad económica y llegan hasta aquellos que implican verdaderos cambios personales como tener buena salud, bajar de peso o mejorar hábitos.

El origen de los propósitos de año nuevo se remonta a la antigua Babilonia, hace unos 4 mil años, cuando sus habitantes celebraban el Akitu, fiesta dedicada al año nuevo -que se festejaba 12 días de marzo- en la que los antiguos babilonios plantaban cosechas, coronaban a un nuevo rey (o juraban lealtad al rey en turno) y hacían promesas a los dioses, principalmente de pagar sus deudas y/o devolver artículos prestados, si cumplían con su palabra, los dioses los veían con buenos ojos y los recompensarían durante el año que estaba por comenzar, de lo contrario, caían de su gracia. Esta tradición sobrevivió al paso del tiempo y los cambios de religiones y calendarios, por ejemplo, en la antigua Roma, el primer día del año, se hacían sacrificios y promesas de buen comportamiento Jano, dios de los comienzos; en la Edad Media, a finales del año, los caballeros renovaban sus votos de caballería a Dios, a la orden y a ellos mismos para mantener sus valores el año siguiente.

Hoy los propósitos de año nuevo son netamente compromisos con nosotros mismos, cuyo cumplimiento depende de su factibilidad y de nuestra decisión o voluntad propia, por ello los expertos recomiendan ser realistas y muy específicos al momento de plantear cada propuesta, así como identificar lo necesario para alcanzar la meta, quizás tenemos la voluntad, pero la factibilidad depende de factores como el estado de la economía nacional, o tal vez se requiere del apoyo de un profesional -un asesor financiero o un nutriólogo, por ejemplo-. El ser realista conlleva considerar que cualquier cambio requiere paciencia y toma tiempo, más de 12 días de hecho, al respecto un estudio científico de la University College London -publicado en European Journal of Social Psychology-, determinó que nos toma 66 días crear un nuevo hábito, posterior a este periodo el hábito puede mantenerse por años.

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