Miscelánea de Arte y Cultura

Wilma, teatro contra la discriminación

La actriz y bailarina, Itzhel Razo, presenta la historia de una niña yucateca que crece como extranjera en su propia tierra, aislada por el racismo que su abuela le ha impuesto y que la incapacita para comunicarse con los demás.

Según la última Encuesta Nacional sobre Discriminación en México, una de cada cinco personas ha sufrido algún tipo de exclusión, entre los motivos principales están el tono de piel y el origen étnico. Sobre la tez cabe señalar que pese a que los mexicanos la prefieren clara, la piel blanca tampoco se libra de discriminación cuando el clasismo se involucra; esto lo aprendió desde muy pequeña Itzhel Razo (1990), actriz y bailarina que en su última obra teatral le propone al espectador reflexionar sobre las consecuencias de una discriminación asimilada en nuestro país desde tiempos del sistema de castas.

En la puesta en escena –escrita, dirigida y actuada por ella misma–, Itzhel presenta la historia de una niña yucateca que crece como extranjera en su propia tierra, aislada por el racismo que su abuela le ha impuesto y que la incapacita para comunicarse con los demás, en estas condiciones la pequeña deberá sobrevivir a un huracán sin ayuda de nadie. Se trata de una autoficción o biodrama: "parte de una historia personal, pero sigo encontrándole una validez universal", apunta la artista antes de contarme que nació en Yucatán, que es hija de padres mexicanos, que de niña estuvo al cuidado de su abuela Wilma, de origen irlandés, y que al crecer notó que no encajaba fácilmente en su entorno porque se le pedía discriminar por razones étnicas, al tiempo que ella misma era discriminada por motivos clasistas: "yo siempre estuve en una periferia. Parecería que yo era de las blancas de dinero, pero no lo era y tampoco podía ser de la gente maya y conectar con la gente del pueblo porque me lo prohibía mi abuela".

La historia sobre el escenario transcurre en el contexto de una catástrofe natural, el huracán que devastó Yucatán hace años y que lleva el mismo nombre que su abuela, Wilma. Fragmentos de la infancia real de Itzhel se narran con apoyo de pintura, multimedia y un juego de iluminación y diseño sonoro que representan un huracán de principio a fin. El espectador junto con la niña, transitará de la calma a la devastación, tanto natural, como social.

En 2019, Razo regresó luego de varios años a Mérida para presentar esta obra, en aquel público provocó una profunda autorreflexión, pero también cuestionamientos: "por qué ella que es blanca y pelirroja viene a decirme a mí que eso está mal, que está mal tener privilegios –como ser blanco–, que está mal que los blancos creamos que son superiores, que lo chido es lo maya, que hay que conectar con las raíces, que hay que recuperar las lenguas". Estos debates, evidencias precisamente de racismo, son las mejores razones para que esta obra recorra pronto todo México y se convierta en una poderosa herramienta contra los prejuicios y la discriminación que tanto dañan nuestra sociedad.

Por lo pronto Wilma tendrá una breve temporada en la Ciudad de México, primero en el Teatro el Milagro (13-16 de febrero) y posteriormente en Carretera 45 (20, 21, 22, 27, 28 y 29 de marzo). Más información en https://elmilagro.org.mx/ y www.carretera45teatro.com

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