Uno de los compromisos del gobierno entrante es mantener finanzas públicas sanas, y en particular, su equipo ha expresado el compromiso de que en 2019 se mantenga el superávit primario. Es decir, ingresos mayores al gasto, antes de incorporar el pago de intereses de la deuda.
Sin embargo, la pregunta recurrente es cómo logrará el nuevo gobierno cumplir con esta meta cuando se planea: gastar más y cobrar menos impuestos.
Por el lado del gasto, haciendo un recuento de los programas anunciados, éstos suman hasta ahora poco más de 2 por ciento del PIB. Esto incluye los programas de apoyo a adultos mayores, jóvenes y discapacitados, así como los planes de infraestructura y las prioridades de política energética.
Mientras que, por la parte de los ingresos, está la promesa de no aumentar impuestos y de reducir el impuesto sobre la renta e IVA en la frontera norte. Esta medida costaría al gobierno aproximadamente 0.3 por ciento del PIB. Es decir, los recursos disponibles al gobierno se verían reducidos en esta cantidad.
Así, para lograr el objetivo de mantener las finanzas públicas sanas, el nuevo gobierno necesita un total de 2.3 por ciento del PIB para cumplir las promesas de campaña sin deteriorar las finanzas públicas.
La propuesta según el Plan de Nación de AMLO que se publicó durante la campaña, es la de recortar, reorganizar y eficientar el gasto actual tal que se logren ahorros importantes en la administración pública.
Igualmente, durante el periodo de transición se han sumado otros ahorros potenciales como la eliminación del Ramo 23, la reducción del presupuesto a partidos y al Congreso.
Según los números dados a conocer por el equipo de AMLO estas medidas podrían generar un ahorro de casi 1.9 por ciento del PIB.
En teoría, si asumimos que todos estos ahorros son alcanzables, estamos hablando ya de un pequeño deterioro en las finanzas públicas. Y, en el caso en que los ahorros no puedan materializarse en su totalidad, la realidad puede ser un deterioro más significativo.
Queda entonces la incógnita de saber cuál será la estrategia del nuevo gobierno para lograr cumplir sus promesas: mayor gasto, menos impuestos en la frontera y mantener finanzas públicas sanas.