La crisis de la pandemia demandó atender la prevención del contagio para mantener nuestra salud individual y colectiva. Ahora es tiempo de trabajar en la reconstrucción de nuestra economía y sociedad. La distancia física salva personas, pero pone en peligro nuestro contrato social, la esencia misma de nuestra vida comunitaria.
Retomemos Blockchain y dinero digital como herramientas para reconstruir nuestra nueva realidad tal y como recomiendan las Naciones Unidas: "BBB, Build Back Better", "reconstruyamos mejor", y para ello hoy estamos pendientes a lo que pasa más allá de nuestras fronteras
China acaba de lanzar dos importantes instrumentos tecnológicos: su red de servicios basados en Blockchain, BSN por sus siglas en inglés, y su moneda digital soberana el e-RMB, o renminbi electrónico.
BSN, o Blockchain-based Service Network, es una infraestructura global para múltiples nubes, portales y frameworks, donde desplegar y operar todo tipo de aplicaciones Blockchain.
Es literalmente una propuesta de internet de Blockchains para todo el planeta: un recurso público que permite desarrollar, desplegar, operar, mantener y regular cualquier tipo de aplicación de esta tecnología. Después de seis meses de pruebas internas inició operaciones a finales de abril.
En paralelo China anunció el nuevo e-RMB en la senda de las CBDC, o monedas digitales emitidas por una Banca Central por sus siglas en inglés. En 2018 el BPI, Banco de Pagos Internacionales, reportó que 63 bancas centrales trabajaban ya CBDC, aunque 85 por ciento manifestaron entonces poco probable lanzarlas antes de tres años.
El e-RMB las rebasó a todas, no sólo en el tiempo sino por la magnitud de su economía y por ofrecer a inversionistas y negocios una opción funcional al dólar.
Empieza su piloto en cuatro ciudades: Shenzhen, Suzhou, Chengdu y Xiong-an, para pagar, respectivamente, sueldos de burócratas, transporte público, comida y comercio al menudeo.
El renminbi digital es diferente a los medios de pago en línea o con celulares de Alipay, o los pagos móviles ligados a la red social de WeChat Pay, porque no utiliza internet y es un 'pago sin contacto'. La transacción se realiza cuando dos teléfonos móviles con carteras electrónicas (e-wallets) se acercan entre sí.
Esta tecnología permite al Banco Popular de China ofrecer a la población intercambiar su nueva moneda digital como si fuera efectivo, y justifica no usar billetes y monedas que pudieran ser vectores materiales de contagio en tiempos del Covid-19.
Blockchain se creó para resolver el diseño del dinero digital, pero en realidad es un instrumento de coordinación social que genera confianza mediante un registro distribuido e inmutable, construido por consenso descentralizado.
BSN y e-RMB van juntos. El Banco Popular de China llama a esta nueva moneda digital de curso legal 'DC/EP', 'moneda digital y medio electrónico de pagos' por sus siglas en inglés, y con esto resuelve la contradicción entre banca central y descentralización. El sistema de pagos estará bajo un mecanismo centralizado, mientras que el Instituto de Investigación en Moneda Digital del propio banco ha registrado, frente al resto de bancas centrales, el mayor número de patentes relacionadas con Blockchain para temas de seguridad y regulación de la nueva moneda y del sector financiero.
Como comentamos antes, el primer caso de éxito de Blockchain fue bitcoin. Ahora llega el renminbi digital. Pronto, quizá, logre Facebook convencer, ahora sí, a los órganos reguladores que libra, su moneda, tiene que defender al dólar entre los 2 mil 600 millones de usuarios con que cuenta la mayor comunidad del planeta.
Para todos los que estamos convencidos que Blockchain juega un papel importante en la reconstrucción de la confianza colectiva para el nuevo mundo que queremos, la pregunta es: ¿cómo aprovechamos BSN, la internet de las blockchains que ofrece China?
Alfonso Govela es cofundador de Blockchain Mérida y Hyperledger Mérida, arquitecto urbanista de la Universidad Iberoamericana, M.Arch.A.S en ciencias computacionales del MIT. Consultor de UNESCO, ONU-Habitat y Metrópolis. Apasionado por la arquitectura, las ciudades y el mundo digital.