Comenzó la temporada de las encuestas definitorias rumbo a las presidenciales de 2024. Por fortuna en El Financiero contamos con una de las más consistentes y exactas. No lo digo yo, lo dicen los resultados que avalan las cercanísimas proyecciones, que elección tras elección, define el ejercicio metodológico que encabeza Alejandro Moreno.
El lunes pasado se publicó la encuesta ‘Rumbo a 2024′, aunque desde junio de 2019 hay registro de ellas. En aquel entonces, Claudia Sheinbaum y Marcelo Ebrard estaban empatados: 26 por ciento y 25 por ciento de opinión ‘buena’ o ‘muy buena’ respectivamente. Ricardo Monreal apenas pestañeaba con 16 por ciento. Aún era muy temprano el sexenio, y casi nadie se preocupaba por visualizar a futuros candidatos… excepto Moreno.
Ya llovió, y desde entonces se han dado cruces interesantes en encuestas posteriores. En enero de 2020, la actual jefa de Gobierno alcanzó un 45 por ciento, mientras que Ebrard un 38 por ciento. Pero Ebrard adelantó posteriormente. En enero de 2021 sumó 46 por ciento, mientras que Sheinbaum, 41 por ciento. En ambos casos ese fue su zenit, hasta que colapsó el Metro en la Línea 12 de la Ciudad de México, y también su opinión favorable.
Fue una especie de borrón y cuenta nueva. El lunes 3 de mayo, a las 22:22 horas el convoy del Metro colapsó. La historia ya la sabemos. Ese mismo mes Alejandro Moreno publicó una nueva encuesta en la cual el bono de ambos punteros cayó significativamente, aunque el mayor impacto se lo llevó el canciller, al sucumbir hasta un 23 por ciento de opinión favorable; mientras que Sheinbaum se contrajo a un 35 por ciento. Monreal seguía en un inamovible 16 por ciento.
La narrativa sobre quiénes fueron los responsables de la catástrofe jugó a favor de la jefa de Gobierno, ellos tenían el control de los daños e inmediatamente culparon a las administraciones anteriores. No obstante, llegó la elección intermedia, el 6 de junio, y la realidad destempló los ánimos. El descalabro fue de tal magnitud por la pérdida de la mayoría en el bastión de Morena, que aún pesa el problema existencial en la espalda de Claudia Sheinbaum.
Mientras la división político-ideológica de la CDMX se magnificaba en todo el país, Marcelo Ebrard se dedicó por completo a la agenda de la cancillería con eventos que marcaron la imagen del presidente en México y el mundo: la cumbre de la CELAC con líderes del continente revitalizó lo multilateral después del confinamiento global por la pandemia; la concreción de acuerdos que permitieron el arribo masivo de vacunas contra el COVID-19 a México; el encuentro trilateral entre México, Estados Unidos y Canadá, en Washington; o la participación del presidente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
Por otro lado, Ebrard navegó en aguas internacionales como marino mercante. Llenó con creces el vacío del presidente en cumbres como la de los líderes del G-20, o en la conferencia de las partes de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Las fotos con primeros ministros y presidentes jugaron a su favor de manera notoria.
Los resultados se vieron reflejados en la encuesta que presentó Alejandro Moreno el lunes pasado y que tituló ‘De cara a 2024, cierra Ebrard brecha con Sheinbaum’. Y es que la recuperación por parte del canciller ha sido notoria, al subir 23 puntos porcentuales desde mayo, y llegar a un empate técnico con Claudia Sheinbaum, quien recuperó 15 puntos desde la misma fecha. Quien finalmente salió del letargo fue Monreal, quien sorprendió al sumar 35 por ciento de opinión ‘buena’ o ‘muy buena’. Digamos que ya clasificó a la liguilla.
En diversas pláticas que he sostenido con ciudadanos que arropan ampliamente al presidente y a la 4T, apoyarían por igual a Marcelo o a Claudia, lo cual es normal. Pero en el contexto de personas que no apoyan a la 4T, y que tuvieran que elegir a alguno de ellos como algo inevitable ante la clara ventaja de Morena, todos prefieren a Marcelo Ebrard, lo aprecian por ser alguien moderado y con criterios independientes a los del presidente.
Paralelamente, ha aprovechado ser un operador efectivo que ha generado una percepción de trascendencia. Contrario a lo que sucede con Sheinbaum, quien aún no se sacude la idea, ante los indecisos, de que después de la derrota en las elecciones intermedias se agavilló más a la sombra del presidente.
Las vicisitudes de la Ciudad de México son colosales retos, que de no abordarlos correctamente y mostrar resultados efectivos se le revertirán poco a poco a Sheinbaum, de manera inevitable.
Mientras tanto, seguiremos las encuestas de Alejandro, quien diagnosticará en sus resultados las pifias y los aciertos de los principales políticos rumbo a 2024. Recordemos que una encuesta como la de Moreno, definirá al candidato presidencial de Morena.
El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales.