Trópicos

La aberración de Movimiento Ciudadano

Movimiento Ciudadano ha sabido posicionarse, pero se ha ido alejando de sus postulados para constituirse en partido oportunista de perfiles de dudosa procedencia.

La dirigencia de Movimiento Ciudadano debe suponer que encontró la fórmula para posicionar a mexicanos, de un perfil muy particular, para ganar gubernaturas. Son personajes que viven entre la farándula, la frivolidad y la banalidad, y no desde alguna lucha con causa, responsabilidad social y ética, elementos sustanciales de alguien que busca liderar un estado, según Max Weber.

Son hombres espectáculo que cambian de vida conforme las circunstancias lo ameritan. Su fin es el dinero, el glamur o la colección de mujeres como parte de sus vitales esencias. Consideran que dejar rastro de esa herencia los hará pasar a la posteridad como ese obscuro objeto del deseo. Hace cinco o diez años nadie los veía en la arena de la gobernanza, pero de repente se sienten con la inspiración, falsa, de ser parte de alguna transformación, casi divina, al suponer que llegó la hora de masificar sus virtudes y grandeza.

Su pasado ha estado lleno de controversias: reuniones con elementos del crimen organizado, fiestas entre drogas y balaceras, y mucho alarde de convivir con ‘amigos’ poderosos. Ahora creen que el poder les llama. Pero para eso necesitan un partido político y de esta forma continuar con su reality show. O mejor aún, algún partido los necesita a ellos para seguir hinchando su base electoral, sus recursos y, al mismo tiempo, consolidar a su cúpula en esta gran empresa que es la partidocracia mexicana. Todo funciona mientras las figuras se autoengañen de que el partido les necesita. Los secretos se dejan en la almohada.

Movimiento Ciudadano no ha sido el único en sucumbir a los encantos de estos muñecos políticos, prácticamente todos tienen en su historial a improvisados rostros que venden bien, ya sea porque sus nombres fueron aplaudidos en estadios, telenovelas, o ahora, en redes sociales. Se aprovechan de que a nuestra sociedad se les sigue imponiendo, desde las diversas plataformas mediáticas, estereotipos de ramplona vulgaridad, pero de implacable seducción. Los emulan, los copian, los endiosan. El dinero y el poder es dinamita, por lo que el show electoral está garantizado.

Movimiento Ciudadano ha sabido encontrar fórmulas que los posicione. Han reciclado políticos de partidos chicos, medianos y grandes. Han sabido potenciar la marca política con canciones de alto impacto, como aquella en voz del niño huichol, Yuawi. Pero se ha ido alejando para constituirse en partido oportunista de perfiles de dudosa procedencia, pero que son poderosos imanes de votos. ¿Qué pensará la feminista Patricia Mercado, flamante senadora por este partido, respecto a la candidatura en vuelo por la gubernatura de Quintana Roo, de Roberto Palazuelos?

Su líder, el veracruzano Dante Delgado, ha construido una oposición fuerte porque es bisagra para la toma de decisiones en el Congreso de la Unión y porque comienza a creerse que puede ganar y ganar gubernaturas con sus veletas. Cuenta con 23 diputados en la Cámara baja y ocho senadores en la Cámara alta.

No hay más veracruzanos salvo Delgado. La mayoría son del estado de Jalisco: 13 diputados y dos senadores. No obstante, hay expriistas, expanistas, experredistas. Un mosaico que se mueve entre el aplauso oficialista y el pragmatismo opositor. Su bastión está sobre todo en Jalisco, pero también en Nuevo León, después de que la actual pareja gobernante de influencers dieran la campanada.

Ahora su apuesta es Quintana Roo con el apóstol de la telerrealidad, Roberto Palazuelos, el ‘diamante negro’, el que se vanagloria de disparar a matar y ser experto en armas, quien se ufana de fiestas en Los Pinos con los hijos de expresidentes, quien se cree irresistible frente a las mujeres, quien presume ser amigo de generales de las Fuerzas Armadas, quien se mide con Luis Miguel.

Pero Movimiento Ciudadano, de la mano con Palazuelos, se encuentran en un laberinto, ya que aunque llegara a ganar la gubernatura de Quintana Roo, su prestigio seguirá decayendo por ser un partido que no posee ni promueve ideales y que, al contrario, apuesta hacia la futilidad. Fue lo que sucedió con el PES en Morelos y el triunfo de Cuauhtémoc Blanco. Una ganancia efímera que a la larga se tradujo en nimiedad.

Los estrategas del partido MC saben que, como dijo Giovani Sartori, “cuando hablamos de la personalización de las elecciones queremos decir que lo más importante son los rostros”.

La encuesta de ayer de El Financiero pone a Palazuelos en tercer lugar detrás de dos mujeres, lo que por su naturaleza le debe inquietar. Seguramente sus escándalos pasados seguirán apagando su ‘aura de triunfador’.

Pero quizá, y así como es la política en nuestro México surrealista, el que quede rezagado y pierda es lo mejor que le pueda pasar a Movimiento Ciudadano, sobre todo si el día de mañana quiere arropar a un candidato a la presidencia, y es que será factor el poco margen de credibilidad que aún le pueda quedar para ese sector de la población, ávido de una real oposición. Incluso, la incrementarían, si desde ahora se atreven a bajar al ‘diamante negro’.

El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales.

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