Al parecer las obras del Tren Maya se están complicando. Todo iba bien hasta que el gobierno federal decidió cambiar el tramo cinco y sucumbir ante los caprichos de empresarios para que no pasaran cerca de sus parcelas los vagones y sus ruidos.
Ahuyentaría al turismo, atraería a vendedores ambulantes y negocios al pie de las estaciones que alborotaría la paz y tranquilidad de los huéspedes de cinco estrellas. El gobierno dijo de esta agua no he de beber, vámonos a otro lado antes de que nos llenen de juicios y detengan las obras. Pero no contaban con que los ambientalistas iban a salir con sus ballestas de entre la selva.
El problema fue que, sin ningún estudio ambiental autorizado, se decidió iniciar la construcción del nuevo trazo en áreas llenas de recursos y bellezas naturales, sobre todo sobre una estructura de cenotes, que como constelaciones submarinas, forman rompecabezas de azules únicos en el mundo, y que de afectarlo, sería un ecocidio irreversible.
El gobierno federal no ha sido claro y transparente en relación al impacto ambiental. Y ha preferido defender intereses de empresarios que favorecer argumentos de ecologistas. Ahora, estos últimos son los nuevos enemigos en turno, intolerantes y ‘conservadores’, ya que buscan impedir el desarrollo del país, según voces desde Palacio Nacional.
Inquietante esta postura, porque en lugar de revertir los argumentos de científicos, biólogos y buzos, con evidencias a la altura de las circunstancias, el presidente López Obrador sólo lo hace con descalificativos hacia los quejosos. Los acusa de ser “politiqueros” o “pseudoambientalistas”, y de estar financiados por grandes empresas, cuando también grandes empresas le obligaron a cambiar el tramo original, que va de Cancún a Tulum.
Ahora, nuevamente el gobierno se encuentra ante la encrucijada después de que un juez federal suspendiera de manera definitiva las obras en el tramo cinco, al no contar con una Manifestación de Impacto Ambiental (MIA) aprobada previamente al inicio de las obras.
Quien interpuso la demanda para detener las obras fue Defendiendo el Derecho a un Medio Ambiente Sano, A.C., una organización no gubernamental, sin fines de lucro y apartidista, creada en noviembre de 2017, aseguran en su página de Internet. Presumen de ser un “grupo de profesionales en derecho y, sobre todo, ciudadanos convencidos de la gran importancia de poner a disposición de cualquier individuo o comunidad sin costo alguno, todos los medios de defensa y precedentes legales para la defensa activa de su legítimo derecho a gozar de un ambiente sano.”
Fonatur respondió a la resolución del juez del Juzgado Primero de Yucatán y aclaró que “la suspensión judicial es ‘definitiva’ únicamente hasta que se resuelva de fondo la MIA, actualmente en trámite ante la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales”.
Adelantan que la MIA fue elaborada por expertos del Instituto de Ecología, y consideran que “existen suficientes elementos” para que sea autorizada en el tramo cinco, y de esta forma superar la suspensión definitiva otorgada por el impartidor de justicia.
Por su parte, el presidente López Obrador aseguró que la obra no se detendrá y que presentará una serie de recursos para detener las argucias legales de sus detractores. Demuestra que, a falta de tacto político y no respetar los procesos ambientales correspondientes, busca polarizar nuevamente un tema de gran relevancia para él, con tal de que, a trancas y barrancas, se logre terminar su obra insigne, esa que sueña detonará la región sureña de México.
Yo soy de los que creen que el Tren Maya es una gran idea. Me imagino sus trenes modernos correr por las regiones más maravillosas del sureste mexicano, como si se tratara de esas postales europeas donde largos dragones cruzan veredas y valles de naturaleza inmaculada.
El problema es que hacer trenes requiere de una amplia experiencia, ingeniería y capacidad para revertir inconvenientes, pero al mismo tiempo preservar los recursos naturales. Un equilibrio entre eficacia y política, entre tecnología y bienestar para la sociedad.
El autor es periodista mexicano especializado en asuntos internacionales.