Trópicos

La guerra por la vacuna

Rusia, China y Estados Unidos se lanzaron a la conquista para obtener en tiempo récord la vacuna contra el nuevo coronavirus.

Las potencias globales iniciaron una nueva carrera científica que les permitirá, a quién la gane, demostrar su liderazgo y posicionarse como el país de vanguardia en el siglo XXI. Pero la crisis de salud que vivimos por los expansivos contagios del virus Covid-19 trae consigo muchos otros significados. El principal, por supuesto, es ganar la batalla a nivel global en materia de salud; pero hay otros que se debaten entre los grandes países y en búsqueda de reposicionar su influencia regional y mundial.

Rusia, China y Estados Unidos se lanzaron a la conquista para obtener en tiempo récord la vacuna contra el nuevo coronavirus. Un reto histórico pues nunca se ha logrado una dosis efectiva de estas magnitudes en tan poco tiempo. Pronósticos que predicen poder obtenerla entre 11 y 18 meses… ¡corre tiempo!

Estados Unidos anunció el lunes 16 de marzo que habían iniciado los primeros ensayos en cuatro personas para obtener la vacuna contra el nuevo coronavirus, la siguiente fase consistía en aplicarla a 45 más. La investigación se realiza en el Instituto de Investigación Permanente Kaiser, en Seattle, de la mano con la empresa biotecnológica Moderna Therapeutics, y financiada por los institutos nacionales de salud. La vacuna se está creando a partir de un pequeño código genético copiado del mismo virus. El tiempo que prevén para la obtención: 18 meses.

Un día después, el 17 de marzo, China notificó que se encontraba desarrollando con éxito también una vacuna para combatir el Covid-19. Aclararon que ya contaban con la autorización para hacer pruebas en humanos. El equipo de científicos lo encabeza la Academia Militar de Ciencias liderada por la epidemióloga Chen Wei. La científica afirmó que estaría lista para una producción a gran escala, segura, efectiva y que cumpliría con los estándares internacionales. No pronosticaron fecha de obtención.

Y Rusia no se quedó atrás. Seis días después, el 23 de marzo, dio a conocer a través de la Agencia Federal Médico Biológico, a cargo de Verónika Skvortsova (bravo, otra mujer), que su primera fase concluyó con éxito. Aseguraron que se trata de una vacuna recombinante obtenida a partir de proteínas provenientes de 'epítotos' de la proteína 'S' del SARS-CoV-2. El tiempo que pronostican para su fabricación: 11 meses.

Como si de llegar a la Luna se tratara o de un legendario juego de ajedrez en plena Guerra Fría, ahora tres de los países ganadores de la Segunda Guerra Mundial se lanzan por la reconquista geopolítica y buscan adelantarse a sus competidores. No hay duda que Rusia se equipara a las otras naciones en rubros como el militar. Los tres países cuentan con importantes cantidades de armas nucleares, sofisticados y vanguardistas equipos de ataque y Ejércitos de los más letales en el mundo.

Los tres cuentan con grandes territorios de gran influencia política en sus zonas geográficas. Los tres gozan de recursos energéticos para sobreponerse al peor 'invierno', como el que vivimos actualmente. Sus avances científicos e intelectuales compiten diariamente entre sus universidades y centros de investigación.

Pero a pesar de que los regímenes políticos son tan distintos, tanto así que casi se parecen, los tres líderes se esfuerzan en resaltar el orgullo nacional; es inevitable ver el embeleso de Putin, Trump o Jinping, cuando hablan con tanto énfasis de lo ruso, lo americano o lo chino. Esa naturaleza intrínseca de ellos, los hace chispear por ser los primeros en todo, más ahora que se juega tanto con la obtención de la vacuna que va a salvar al mundo.

Pero paralelamente hay dos batallas que sólo dos de estos países libran: por las nuevas tecnologías y por la economía. En la primera contienda las cosas van muy parejas. Y aunque Silicon Valley despuntó y marcó en un inicio distancia de todo el mundo, China se fue emparejando y con todo el peso de su Estado fue creando sus propios atajos para disputar un mano a mano por la tecnología 5G a Estados Unidos. Esa gran superautopista en ciernes, de varios niveles donde estarán prohibidos los frenos de la interconexión por internet, está a punto de que terminen su construcción. Ambos países se debaten a un duelo cara a cara para ver quién lo establece primero y entonces abrir una nueva etapa de la hiperinteractividad humana… desde un celular. Algo que trastocará nuevamente los hábitos de todos nosotros.

Y está la otra y larga batalla por la supremacía económica. Los asiáticos buscarán rebasar a los americanos en su creciente Producto Interno Bruto (PIB). En 2019 China sumó 14.38 billones de dólares en su PIB anual, mientras que Estados Unidos, 19.13 billones de dólares. Si hacemos la resta, queda claro que China está al acecho. En este nivel, Rusia no compite, está muy rezagado al registrar sólo 1.67 billones el año pasado.

Y es aquí donde la vacuna contra el Covid-19 jugará un papel crucial y su obtención convertirse en un parteaguas hacia la creación de un nuevo orden global. El virus Covid-19 que en estos momentos ocasiona problema mayúsculo en la salud y en la economía de los humanos; pero al mismo tiempo, la vacuna aportará de manera directa una recuperación exponencial, en los mismos rubros, a quien la obtenga. Por ello la urgencia.

Si China la logra primero, su economía subirá hasta la Luna y podría alcanzar o rebasar el PIB de Estados Unidos en lo que muchos consideramos una nueva guerra fría que se juega sobre tablero de ajedrez electrónico.

COLUMNAS ANTERIORES

Las sombras que inquietan el futuro de Sheinbaum
El debate lo perdió el INE

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.