Periodista mexicano especializado en asuntos internacionales .
Fue el 47 vicepresidente de Estados Unidos cuando Barack Obama logró ser el primer presidente afroamericano. Ha acumulado una historia de vida llena de éxitos políticos, pero también de tragedias familiares. Sus problemas personales se remontan a 1975, cuando su primera esposa y su pequeña hija murieron en un accidente automovilístico. Y, 43 años después, en 2015, cuando falleció su hijo, Beau Biden, de cáncer cerebral.
Quizá por esas dolorosas circunstancias de vida, que dejan cicatrices imborrables, ha sido sensible a las causas que involucran proyectos para impulsar la salud pública. Su principal acción de gobierno con Obama fue promulgar la 'Ley del cuidado de salud a bajo precio' y una de sus principales promesas de campaña consistió en aplicar vacunas gratis a pacientes con Covid-19.
Joseph Biden nació en Pensilvania, en 1942, un estado que ganó Donald Trump hace cuatro años junto con la presidencia, pero que en las anteriores seis elecciones había sido demócrata de manera fiel. Ofrece un jugoso ramillete de 20 votos electorales, digno para hacer mandatario a quien les persuada. Este estado, enclavado en el nordeste del país, junto con Nueva York, siempre ha sido decisivo para el triunfador.
También Biden ha sido en seis ocasiones senador por Delaware. La primera vez fue elegido en 1972. Eso le permitió tener un dominio pleno y decisivo dentro de la alta y elitista política estadounidense. No obstante, en 1988 y 2008, buscó fallidamente la nominación demócrata para la presidencia. Hoy, a sus 77 años, conoce mejor que nadie los recovecos y grupos de poder dentro del partido y por supuesto del poder estadounidense.
Finalmente logró la candidatura en 2019 de la mano de uno de los líderes estadounidenses que más se extrañan en la Casa Blanca, Barack Obama, quién persuadió a tirios y troyanos para que su amigo, Biden, fuera quien cambiara la historia de Estados Unidos, en una época sombría bajo la presidencia de Trump, quien gobernó cuatro años basado en mentiras, racismo y división social. Un mapa difícil de subsanar.
El próximo 20 de noviembre cumplirá 78 años. Un hombre que podría convertirse, en enero, en el presidente número 46 y el de mayor edad en gobernar el país más poderoso del planeta.
Su salud siempre ha sido tema de fuertes polémicas entre la sociedad estadounidense. Recordemos que en 2008 fue hospitalizado por aneurismas cerebrales. Incluso en varios eventos públicos, desde su precampaña, recibió duras críticas respecto a sus capacidades para gobernar, después de mostrar descoordinación y poca claridad a la hora de exponer ciertos temas. Trump, incluso llegó a ser ofensivo al llamarlo el "somnoliento Joe".
Biden profesa la religión católica por sus orígenes irlandeses. Desde John F. Kennedy no ha llegado otro presidente con esa ascendencia religiosa. El Vaticano debió prender muchas veladoras durante estos últimos meses. Para ellos, tener un aliado de dogma en la Casa Blanca puede cambiar en gran medida la relación de la Santa Sede con el poder global. Recordemos el involucramiento de la Iglesia católica en momentos clave de la historia, por ejemplo, el papel que desempeño el papa Juan Pablo II durante el fin del comunismo. Desde que ascendió al papado, en octubre de 1978, comenzó a criticar la filosofía emprendida bajo esas coordenadas ideológicas. Pero durante el siglo XXI, la Iglesia católica ha perdido millones de fieles en todo el mundo. Por ello, quizá ahora el papa Francisco vea en Biden al aliado que siempre quiso para renovar el catolicismo a nivel global.
Biden se graduó en 1961 de la carreta de Historia y Ciencias Políticas, en la Universidad de Delaware. Posteriormente, en 1968, concluyó estudios en derecho en la Universidad de Siracusa, lo que le abrió las puertas al influyente Colegio de Abogados de Delaware. Recordemos que hace algunos días el Colegio de Abogados de Estados Unidos (American Bar Association) exigió al presidente Andrés Manuel López Obrador "respetar el Estado de derecho tras intimidaciones contra empresas por conflictos fiscales". Biden trae consigo varias llaves de diversas instituciones que, más allá de las del Estado, fungen como poderosas palancas de influencia y acción.
Biden también ha vivido horas obscuras en su carrera política a partir de actos que fueron considerados por varios sectores como acoso sexual. Recibió varias denuncias públicas de mujeres demócratas como, Lucy Flores y Amy Lappos. También se viralizaron varios videos polémicos que dejaron entrever tocamientos extraños a niñas, en plenos actos de campaña. Todo esto le obligó a debatir y negar sus actos. Sobre todo, enfrentó un debate férreo contra el movimiento #MeToo.
No obstante, los ciudadanos quizá han preferido ver al demócrata como un hombre que propuso en campaña apoyar la migración, revertir la salida de EU de la Organización Mundial de la Salud, impulsar el plan 'Buy America', eliminar exenciones fiscales a grandes empresas, respaldar totalmente al TMEC, apostar por las energías limpias, o defender a las minorías sociales que representan el 34 por ciento de la sociedad estadounidense. La historia, sigue su curso.