En petit comité

Para muchos el arroz ya se coció… pero del plato a la boca se cae la sopa

Las encuestas, si bien son importantes, pues detallan una tendencia en la opinión pública, no nos hablan de las probabilidades, prácticas e intencionalidades de los votantes.

En la década de 1930, en Estados Unidos, Literary Digest preguntó a 2.3 millones de personas por quién votarían para las elecciones presidenciales. Los resultados de la primera encuesta aplicada a unos comicios dieron por triunfador a Alf Landon, del Partido Republicano, quien según el sondeo era mucho más popular que su contrincante, el demócrata Franklin D. Roosevelt.

En contraste con el enorme ejercicio de Literary Digest, el periodista y matemático George Gallup recabó datos de una muestra mucho menor, pero más representativa, con base en criterios científicos y estadísticos. Los resultados obtenidos por Gallup apuntaron a que Roosevelt sería el próximo presidente de EU, y así fue. El resto es historia.

Desde entonces, el uso de las encuestas para tratar de ‘predecir’ una tendencia, particularmente en las contiendas políticas, se ha popularizado y se ha exportado, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial con la escuela de la política analítica.

Es de todos sabido que el presidente John F. Kennedy incluso incorporó a su war room a encuestadoras que le daban día a día el pulso de las tendencias. Kennedy utilizó esta información para elaborar su estrategia y reforzar sus puntos favorables entre la opinión pública.

En México, el uso de encuestas para retratar un momento de la contienda electoral por el poder comenzó a darse con la transición democrática de la década de los noventa. Y aunque ha pasado relativamente poco tiempo, estas herramientas están siendo cada vez más rebasadas por la realidad, como lo demuestran —pese a todos los pronósticos— la victoria de Donald Trump en EU en 2017, el triunfo del “NO” a los acuerdos de Paz en Colombia y el Brexit.

En estos tres casos que mencionamos, las encuestas fallaron estrepitosamente. De acuerdo con expertos, este es un problema mundial ocasionado por muchísimos factores, que van desde la evolución vertiginosa de las comunicaciones digitales, pasando por las fake news y hasta por la inseguridad, que —al menos en nuestro país— se ha vuelto un factor determinante al momento de levantar un sondeo.

La gran pregunta que todos nos hacemos es: ¿por qué las encuestas, que son una fotografía del momento, no logran atinar a los resultados?

La respuesta es justamente eso. Las encuestas son una foto, por lo que son incapaces de predecir el futuro, no son una bola de cristal que nos indique el sentido de la realidad, que está en constante cambio. Incluso las tendencias pueden cambiar de un momento a otro, alteradas por algún evento específico, por un video, por un desliz, por una noticia falsa que tiene suficiente penetración.

Estudios indican que alrededor del 20 por ciento de los electores en el mundo toman su decisión justo cuando están frente a la boleta, lo que altera la precisión de las encuestas.

Y es que son muy distintos un sondeo, un simulacro de elecciones y las probabilidades reales que pueda o no tener una candidatura para hacerse del poder.

Las encuestas, si bien son importantes, pues detallan una tendencia en la opinión pública, no nos hablan de las probabilidades, prácticas e intencionalidades de los votantes. Por otro lado, los resultados como los del Simulacro Universitario 2024 no son de ninguna manera un indicador de lo que ocurrirá.

Este ejercicio es un botón de muestra, pues en sus resultados, Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano, obtuvo la barbaridad de 23.1 por ciento de los votos emitidos en 480 universidades participantes, muy por encima del 8.5 por ciento de la candidata del PRI, PAN y PRD, Xóchitl Gálvez, quien en las encuestas aparece en segundo lugar.

Estadísticamente, es irreal e imposible el resultado del candidato de MC y por simple lógica es absurdo y totalmente fuera de la realidad.

Un ejercicio de El País muestra un escenario en el que analiza las probabilidades, es decir, cuáles son las oportunidades reales que puede tener alguna de las candidatas o el candidato que están en la contienda presidencial.

El rotativo simuló las elecciones venideras 20 mil veces, analizó promedios de encuestas y agregó factores de incertidumbre. La moneda aún está en el aire, y aunque la probabilística apunta a una favorita, todavía hay un margen muy amplio para la sorpresa, que como lo señala coloquialmente el diario: es tan fácil (o difícil) como ver fallar un penalti a un tirador de élite como Cristiano Ronaldo.

El arroz hierve, pero todavía hay que esperar a que se cueza.

SOTTO VOCE

  • A solo seis meses de la tragedia del huracán Otis, la recuperación de Guerrero avanza. La gobernadora Evelyn Salgado y el presidente Andrés Manuel López Obrador han hecho una gran mancuerna, por lo que el Ejecutivo registra en ese estado la mayor aprobación del país, con un 86 por ciento...
  • Nos cuentan que en materia de seguridad para los candidatos y candidatas que contienden en la justa electoral de este año, el gobierno del Estado de México está más que atento. Las autoridades de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, que encabeza Andrés Andrade, brindan protección sin distingos de partidos a 72 personas que la solicitaron…
  • Quien mantiene su compromiso con los paisanos en NY y su ventaja en prácticamente todas las encuestas es el candidato al gobierno de Puebla por Morena, Alejandro Armenta. Nos cuentan que la comunicación de Armenta con los poblanos que están en la gran manzana es bastante estrecha, al grado de que en caso de ganar las elecciones una de las primeras paradas del senador con licencia será Puebla York, pues busca conocer a detalle las necesidades de los paisanos.
Oscar Mario Beteta

Oscar Mario Beteta

Con más de 30 años de presencia y experiencia en medios de comunicación, Óscar Mario Beteta es un conocido periodista y conductor de televisión mexicano.

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