En petit comité

Transitar o emigrar de la incertidumbre a la certeza

La doctora Claudia Sheinbaum tendrá que enfrentar inmediatamente las consecuencias y repercusiones de la reforma judicial en el plano internacional y su impacto económico.

En el horizonte de México se vislumbra una tormenta. La inminente aprobación de la reforma judicial en el Congreso ya forma nubarrones que provocaron que el precio del dólar se disparara esta semana que termina por encima de los 20 pesos, un nivel no visto desde noviembre de 2022.

Tanto analistas como mercados ven claras señales de que el poder que tendrá Morena en la administración que arrancará el próximo 1 de octubre no tiene precedentes desde que comenzó nuestra incipiente transición democrática en el año 2000.

Con la “chapulineada” del senador José Sabino Herrera y de la senadora Araceli Saucedo del extinto PRD a la bancada de Morena, el partido guinda y sus aliados están a solo un voto de conseguir la mayoría calificada en la Cámara Alta, el último resquicio que tenía la oposición para intentar bloquear reformas constitucionales.

Se lo adelantamos desde ahora: conseguir ese voto no será nada difícil. Es una tarea sencilla, y más para las habilidades negociadoras de Adán Augusto López, quien presidirá la Junta de Coordinación Política.

Por eso la palabra que más se escucha entre analistas, inversionistas y economistas al referirse a la situación hoy en día es “incertidumbre”, es decir, sin un contrapeso y con la supermayoría en el Congreso, el gobierno prácticamente tendrá un cheque en blanco con el que podrá cambiar a discreción cualquier regulación. El camino está abierto a nuevas reglas.

Aún no se aprueba formalmente la reforma judicial y ya enturbia el ambiente y tensa las relaciones con EU y Canadá, los principales socios comerciales de México, con quienes tenemos un tratado comercial de gran envergadura, el T-MEC, que se revisará en 2026.

Sin normas claras y certidumbre legal, hasta la relocalización de empresas conocida como nearshoring se puede ralentizar en medio de este escenario borrascoso, pues aunque las probabilidades de que México siga atrayendo inversiones en un panorama global marcado por la creciente polarización entre China y EU —y que según analistas perdurará por varias décadas más—, la inquietud de que haya un súbito cambio en las reglas del juego coloca a empresas e inversionistas en una lógica de wait and see. Ni qué decir de los tratados internacionales que México ha suscrito.

De acuerdo con la editorial AMLO’s judicial ‘reform’ has to go, publicada por el Washington Post, los intereses comerciales de Washington y Ottawa en México son suficientes para que los representantes de esos gobiernos adviertan sobre las consecuencias de la reforma, lo cual el Ejecutivo califica como injerencismo.

No queda duda que la elección de una forma de gobierno y las modificaciones que se hagan competen exclusivamente al país. Es un asunto de soberanía. Sin embargo, no se pueden ignorar las consecuencias, sobre todo en un mundo en el que las economías están interconectadas.

Sobre estas aguas turbias tendrá que navegar la próxima presidenta Claudia Sheinbaum, quien goza de un apoyo popular inédito y tomará las riendas del país frente a un disminuido Poder Judicial que a lo largo del actual sexenio operó como un dique que frenó leyes, obras y proyectos del Ejecutivo, pero salvaguardando hasta cierto punto el principio de controles y contrapesos, necesarios para toda democracia.

La doctora Sheinbaum tendrá que enfrentar inmediatamente las consecuencias y repercusiones de la reforma judicial en el plano internacional y su impacto económico.

Hace casi 30 años, nuestra economía se desplomó con el llamado ‘error de diciembre’. Esperemos no estar ante el ‘error de septiembre’.

SOTTO VOCE

Todo está listo para que el 1 de septiembre arranque la nueva Legislatura del Congreso de la Unión. En la instalación de la Cámara de Senadores, el guerrerense Félix Salgado Macedonio tuvo un papel destacado al formar parte de la Mesa de Decanos, reconocimiento que se le dio como uno de los legisladores con más años de experiencia en el Congreso…

Ofensivos, denigrantes, cínicos, ventajosos y abusivos, los senadores mercenarios José Sabino Herrera y Araceli Saucedo. Es lo que merecemos como ciudadanos al no saber ni por quién votamos.

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