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Gestionar el cumplimiento tributario a través de la tecnología no es opcional

Varias de las disposiciones incluidas en la propuesta de reforma fiscal 2022, están relacionadas con la digitalización, en donde la tecnología se ubica como punta de lanza para su cumplimiento.

Como cada año, el periodo de septiembre a diciembre resulta clave para nuestro país en términos fiscales y económicos. ¿La razón? Es el momento en el que se presenta y aprueba el Paquete Económico y la miscelánea fiscal para el año que está por venir. Por la relevancia de estos temas, también es un momento clave para las empresas porque se encuentran en el cierre de ejercicio y están en posibilidad de sumar a su estrategia de negocio aquellas consideraciones tributarias que serán aplicables para el siguiente año.

Con este contexto y en perspectiva a la entrada en vigor de la reforma fiscal 2022, para las organizaciones es fundamental transitar del modelo tradicional de cumplimiento a uno totalmente digital y en tiempo real. Esta tendencia ha estado presente desde hace varios años en nuestro país y, como vemos en lo propuesto para el 2022, se mantendrá, cada vez más sólida y formalizada.

En este sentido, varias de las disposiciones incluidas en la propuesta de reforma, están relacionadas con la digitalización, en donde la tecnología se ubica como punta de lanza para el cumplimiento fiscal y para la conciliación y presentación de la información de manera más temprana; esto último será fundamental para poder gestionar cualquier proceso de deducción, así como para conciliar los ingresos y los egresos respecto a los CFDI emitidos.

De igual forma, se adicionan otros avisos o declaraciones a los que ya se presentan de manera regular, como, por ejemplo, la declaración informativa de depósitos en efectivo para el sector financiero, la cual es anual y, ahora serán mensuales, para conocer con qué recurrencia se están haciendo los movimientos cuando estos excedan más de 15 mil pesos en efectivo en las cuentas de los contribuyentes.

Lo anterior ubica a las empresas en un escenario en el que no es opcional reorganizar sus procesos internos y cambiar el enfoque con el que venían gestionando la información que utilizan para hacer sus declaraciones y reportes ante la autoridad. Invertir recursos en tecnología para que estén en posibilidad de cumplir adecuadamente y dedicar el tiempo necesario a estos procesos, es clave para la operación del negocio en el corto, mediano y largo plazo.

Esto debe llevar a las funciones fiscales de las empresas a un siguiente nivel, en donde la perspectiva sea operar a través de un manual de cumplimiento que institucionalice las reglas a través de las cuales la organización se asegura de contar con toda la información para no solo cumplir, sino también responder ante cualquier aclaración solicitada por la autoridad.

Por los altos volúmenes de información requerida y por la conciliación y la trazabilidad de los datos financieros, fiscales y de contabilidad electrónica, las empresas se ubican en una clara necesidad de tecnificar todos los procesos transaccionales y operativos para poder dar cumplimiento cabal a las disposiciones tributarias, así como para atender los suministros de información requeridos y, con ello, evitar una contingencia fiscal o que derive en delitos de índole fiscal o penal, sin comentar la responsabilidad solidaria que ahora se tiene en estos temas.

Es una realidad que la gestión del cumplimiento y del riesgo fiscal es clave para el éxito de las empresas y esta tendencia no va a cambiar, por el contrario, se fortalecerá y se perfeccionará cada vez más, como lo estaremos viendo en los próximos años.

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