MIAMI, Florida.- El principal consejero médico de la Casa Blanca, Anthony Fauci, lo dijo sin rodeos en el programa This Week, de ABC: “Viene dolor y sufrimiento. Las cosas van a empeorar”.
Joseph Biden reforzó el mensaje con un vehemente llamado a sus compatriotas: “Sabemos que podemos reducir drásticamente los casos en el país. Podemos hacer esto. Vacúnate”.
La variante Delta del Covid trae un ritmo de contagio de 100 mil personas al día en este país, casi exclusivamente entre no vacunadas.
Y ya sabemos que cuando a Estados Unidos le da gripa, a México le da pulmonía.
Es decir, lo que el doctor Fauci ve venir, “dolor y sufrimiento” para los estadounidenses, será más fuerte en México.
La única solución encontrada hasta ahora es la vacuna.
No es mercantilismo ni neoliberalismo, sino un asunto de vida o muerte.
El presidente de México señaló la semana pasada que no debemos estar “sometidos a las farmacéuticas y que ellas nos digan: falta una tercera dosis, una cuarta dosis, falta que se vacunen los niños. Hay que ver científicamente si es necesario. Es como cuando se va a comprar algo, no debemos de ser consumistas”.
Hugo López-Gatell, el encargado del combate a la pandemia, redondeó la idea del Presidente en la conferencia matutina de la semana pasada:
“Los tres temas desde hace un mes y medio aparecen consistentemente en la opinión pública y prensa como si hubiera evidencia científica que ampara la necesidad de vacunar a menores de edad, poner dosis de refuerzo o poner una especial atención a las variantes”.
Les gana la ideología y ésa es una mala noticia.
En México ya han muerto más de 600 niños a causa del Covid.
Un error de diagnóstico, al ideologizar la pandemia, costará más vidas.
Esos números, que son personas menores de edad, ¿no cuentan?
Al menos aquí en Estados Unidos, igual que en Europa, tienen otra idea.
No se trata de cerrar un país, sino de vacunar a partir de los 12 años.
La máxima autoridad en la prevención de enfermedades infecciosas, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), dependiente del Departamento de Salud, informó que “todas las personas mayores de 12 años deben recibir una vacuna Covid-19”.
Sólo “las personas que están completamente vacunadas pueden reanudar las actividades que realizaban antes de la pandemia. Obtenga más información sobre lo que usted y su hijo o adolescente pueden hacer cuando estén completamente vacunados”.
En Estados Unidos se vacuna a los niños de 12 años o más con la fórmula de Pfizer-BioNTech.
Alemania anunció que vacunará a partir de los 12 años de edad, y desde septiembre habrá una dosis de refuerzo para adultos y grupos vulnerables.
Gran Bretaña aplicará vacunas de refuerzo desde el inicio del otoño.
El problema con la variante Delta, explican los CDC, es que el Covid original contagiaba en promedio a tres personas por cada infectado. Delta contagia a nueve.
Los españoles, que han avanzado mucho en la vacunación y recuperaron el terreno perdido, estiman que la inmunidad colectiva ya no será posible de alcanzar con 70 por ciento de la población vacunada. Será con 90 por ciento o más.
Por la variante Delta, es posible que haya que vacunar a niños menores de 12 años.
Y España no vende vacunas. No quieren robarle el oro ni los dólares a nadie.
Tienen razón. Como tienen razón Gran Bretaña y Alemania.
Como tiene razón Anthony Fauci y los CDC estadounidenses al vacunar –por ahora– a todos los mayores de 12 años.
Lo expresó de manera contundente el presidente Biden: “No se trata de estados rojos (republicanos) o azules (demócratas), sino de la vida o la muerte”.
Vacunarse es una tabla de salvación, no un acto de consumo capitalista.
El martes el gobierno de Estados Unidos informó que había regalado 4 millones 300 mil vacunas a México y 4 millones a Argentina.
Ésa es una prueba de que el tema no es ideológico. Biden manda vacunas a dos gobiernos que han mostrado hostilidad a su persona y a su país.
Además, los presidentes de Argentina y México habían anunciado una alianza para producir vacunas AstraZeneca, con las que estarían vacunando a América Latina en mayo.
Ya estamos en agosto, y nada.
Queda claro, pues, que con demagogia no se enfrenta el problema.
Y bloquear a los menores de 18 años e impedir que se vacunen, basado en prejuicios ideológicos como hace López-Gatell en México, es llevar a más gente a la muerte.
“Viene dolor y sufrimiento”. ¿Por qué extenderlo a los niños y a los adolescentes?
Porque López-Gatell no cree en el diagnóstico de los CDC y del doctor Fauci.
Cree en su ideología, aunque la realidad y el Inegi nos dicen que el responsable de combatir la pandemia en México ni siquiera sabe contar a los muertos.
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