Uso de Razón

A confiar en el tío Joe

Contra todos los discursos de quienes hoy gobiernan México, el progreso de EU es benéfico para los pobres de nuestro país, y no el causante de su pobreza.

MIAMI, Florida.- Nos conviene a todos que a Biden le vaya bien en la conducción económica de Estados Unidos, especialmente a México y a los mexicanos más pobres.

En 2021 la economía de este país tuvo su mayor crecimiento desde 1984, a pesar del COVID y de las carencias en las cadenas de suministro.

Se trata de un logro enorme de la administración de Joe Biden, pues mover una economía del tamaño de la estadounidense, a ese ritmo, es una tarea titánica.

Que no lo reconozcan aquí, es problema suyo y de su pésimo equipo de comunicación social. Al sur de la frontera es otra cosa.

México está obligado a confiar en Biden, porque del presidente López Obrador no se puede esperar nada. Nada constructivo, quiero decir.

Enrique Quintana explicó el miércoles en estas páginas, en su columna Coordenadas, que la economía mundial crecerá 7.1 por ciento respecto a 2019, los países emergentes 9.4 por ciento arriba del año previo a la pandemia, y Estados Unidos casi 6 por ciento.

La economía mexicana será de las peores del mundo, pues estará 0.7 por ciento debajo de 2019. Y eso que en 2019, sin pandemia, la economía tuvo crecimiento negativo (bajo cero, pues).

Así es que, guste o incomode, hay que confiar en Biden y no en AMLO.

En un año, la administración Biden creó 6 millones 400 mil empleos. Hay inflación, sí, pero la van a controlar con las tasas de interés.

Aquí hay 116 millones 300 mil trabajadores asalariados, y ganan en promedio mil 10 dólares a la semana (cifras no estacionales), de acuerdo con los datos de 2021 del Departamento del Trabajo.

De ahí salen los 50 mil millones de dólares que las familias mexicanas recibieron el año pasado.

Son remesas históricas, producto de la siguiente combinación: el acierto en la conducción económica del presidente Biden, y el también histórico repunte de la cantidad de mexicanos desplazados de su país.

En un reciente reporte, Goldman Sachs (uno de los grandes bancos de inversión del mundo) señala al respecto que “los sólidos flujos de remesas han ido agregando apoyo a la cuenta corriente y al consumo privado (en México), particularmente para las familias de bajos ingresos, que son los destinatarios abrumadores de tales transferencias”.

Así es que, contra todos los discursos que por años nos recetaron quienes hoy gobiernan México, el progreso de Estados Unidos es benéfico para los pobres de nuestro país, y no el causante de su pobreza.

La vitalidad de la economía estadounidense ha evitado un colapso social en México en estos dos últimos años.

“Váyanse a comer a la casa del vecino, y no se olviden de mandar lana”, es, en los hechos, la recomendación oficial.

También se ha evitado el colapso gracias a un instrumento que no resultó ser la tumba de la economía nacional ni de la soberanía del país, como pronosticaban sus detractores y saboteadores, sino una tabla de salvación: el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

A mayor crecimiento de la economía de Estados Unidos, más productos importan de México.

Eso significa empleos, actividad económica, seguridad social e ingresos para los mexicanos. También para el fisco.

Por eso es tan importante que a Biden le vaya bien.

Que a Biden le vaya bien y siga el crecimiento económico en Estados Unidos, es una condición de seguridad nacional para México.

Claro, no hay que subestimar la capacidad de autodestrucción cuando de lo que se trata es de demoler.

Mientras pasa la tormenta, o para seguir tan bien como señala el gobierno de México, hay que apostar a que le vaya bien al tío Joe.

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