Uso de Razón

Maduro tiene otros datos

Si hay un país donde se vive el capitalismo salvaje, es en la República Bolivariana y Socialista de Venezuela. El que tiene acceso a dólares la libra; el que no, no.

BOGOTÁ, Colombia.- El trabajo del presidente de Venezuela consiste en mentir todos los días con la avidez malsana de un timador profesional.

Venezuela flota en petróleo más que ningún otro país del mundo, y tiene la mayor pobreza del continente.

Nicolás Maduro no hace monólogos matutinos, pero dispara mentiras a cada hora desde su cuenta de Twitter, que son difundidas con fanfarrias por los medios bajo el control del gobierno:

“Ha sido un año espléndido, de crecimiento sostenido de la economía venezolana. Faltando dos días para que culmine agosto, les digo que los meses que vienen serán mejores. ¡Ya lo verán! Con el esfuerzo amoroso de todas y todos, estamos logrando el renacer de la patria. ¡Vamos!”.

“En medio del asedio imperial más criminal contra Venezuela, nuestro pueblo encontró una oportunidad para el desarrollo de una economía no dependiente, diversificada y productiva que hoy comienza a dar frutos. ¡Un verdadero milagro!”.

“En Venezuela se está construyendo una cultura productiva, que ya comienza a dar sus frutos en todo el territorio nacional, abriendo las compuertas hacia el crecimiento y el fortalecimiento de la economía real. ¡Juntos venceremos!”.

“¡Compadre, comadre! Venezuela lo que va es pa’ lante con esfuerzo, unión y el compromiso de todos y todas. Qué bonito apreciar el crecimiento de la producción a todo nivel, estamos preparados para ir por más. ¡Ya lo verán! ¡Juntos lo lograremos!”.

“Hay un pueblo que está en el campo, produciendo con las manos, venciendo cualquier obstáculo, para construir una economía poderosa, estable y diversificada. ¡Al trabajo nadie le gana! Seguiré apoyando y mostrando la verdad de Venezuela. ¡Pendientes!”.

Obviamente, Nicolás Maduro inventa “otros datos”.

Dos estudios ponen de manifiesto la realidad que Maduro tergiversa a sus gobernados con la algarabía de un merolico.

Uno es de la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, encabezada por Michelle Bachelet (que el martes terminó su encargo), y el otro es la Encuesta de Condiciones de Vida, de la Universidad Andrés Bello de Venezuela, publicada ampliamente por El País, citada por The Washington Post esta semana.

-El 94.5 por ciento de la población es pobre.

-El 76.6 por ciento está por debajo de la línea de pobreza extrema.

-La expectativa de vida de los nacidos entre 2015 y 2020 se redujo en tres años.

-La tasa de mortalidad infantil es similar a la de hace 30 años.

-El 58 por ciento de los trabajadores del sector privado vive en la pobreza extrema.

-El 75 por ciento de los trabajadores del sector público vive en la pobreza extrema.

-Sólo 10 por ciento de los trabajadores del sector privado no es pobre.

-Sólo cuatro por ciento de los trabajadores del sector público no es pobre.

-Un empleado público llega a ganar hasta 12 dólares al mes.

-Uno del sector privado, hasta 38 dólares al mes.

- Y un trabajador por cuenta propia gana hasta 32 dólares al mes.

-Una pechuga de pollo cuesta 15 dólares.

Cierto, con la guerra en Ucrania y el repunte de los precios del crudo, Venezuela se ha beneficiado este año: su inflación “sólo” será de 500 por ciento, de acuerdo con las previsiones del FMI, y no de mil y tantos como el año pasado.

El “asedio imperialista” al que se refiere Maduro tiene sus bemoles: Chevron, el gigante petrolero de Estados Unidos, es socio de PDVSA –la empresa estatal de Venezuela– en cuatro proyectos.

Si hay un país donde se vive el capitalismo salvaje, es en la República Bolivariana y Socialista de Venezuela. El que tiene acceso a dólares la libra. El que no, no.

Tienen acceso a dólares los que se benefician del tráfico de droga de las guerrillas colombianas, que entregan la cocaína a los dos grandes cárteles mexicanos en territorio venezolano. Son los altos mandos políticos, gobernadores estatales y miembros del Ejército.

El dólar entra a raudales a los capos de la minería ilegal, que sacan aviones cargados con oro que llevan a procesar a África y luego depositan en Turquía y otros países. Los beneficiarios son los mismos que los del párrafo anterior.

Desde los apagones que empezaron en 2019, por la deteriorada infraestructura eléctrica del monopolio estatal, el dólar fue la moneda de uso corriente.

¿Por qué? Al no funcionar las terminales para tarjetas de crédito, y lo materialmente imposible que es cargar con bolsas de bolívares que se devalúan por minuto, la moneda aceptada –aunque no legal– es el dólar.

Los menús están en dólares, la peluquería, la comida, todo.

El salario mínimo es de 7 mil bolívares al mes.

Un dólar se compra en 8 mil 700 bolívares en el mercado negro, y en 2 mil 488 bolívares en el precio oficial, pero no hay.

Así, el país más rico de América Latina tiene a 94.5 por ciento de la población en pobreza y a 76.6 por ciento en la pobreza extrema.

Venezuela acaba de igualar a Siria en el índice de población que opta por el éxodo.

Esa es la miseria del “socialismo del siglo 21″.

Y en la cárcel hay 200 presos políticos que desconocen el estatus de sus procesos.


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