La toma de buena parte del país por bandas criminales es una realidad que sólo el gobierno no quiere ver.
En el caso de Guerrero no fue una toma: se lo entregaron.
¿Fue deliberado?
¿Van a necesitar a esa entidad desestabilizada para descarrilar las elecciones y quedarse en Palacio Nacional?
De ninguna manera me atrevería a negarlo.
Desde que vimos la obstinación en poner a Félix Salgado Macedonio como candidato de Morena a gobernador del estado, fue claro de qué iba el asunto.
Con Salgado Macedonio en la presidencia municipal de Acapulco se vino abajo la seguridad en el puerto.
Los Beltrán Leyva, originarios de Badiraguato, Sinaloa, sentaron sus reales donde gobernaba Félix.
Cuando no se pudo concretar la candidatura de Salgado Macedonio al gobierno de Guerrero, la instrucción fue que su hija Evelyn tomara la estafeta.
Era una decisión tomada. Guerrero para Salgado Macedonio.
Sucedió lo obvio: los cárteles mandan, extorsionan y matan a placer. También se matan entre ellos. No hay ley.
A la luz de lo que ocurre en Guerrero, cuánta razón tiene la diputada española Cayetana Álvarez de Toledo, al decir lo que dijo la semana pasada en El Festival de las Ideas, invitada por el empresario Ricardo Salinas Pliego:
“México, este país formidable, esta nación admirable, esta potencia económica y cultural impresionante, está siendo tomado por el crimen organizado, con la complacencia de quienes debieran defenderlo”.
“Abrazos no balazos, o más bien abrazos a los que dan balazos, el eslogan, es bonito, pero el resultado es catastrófico. Catastrófico para la democracia y sobre todo para los jóvenes”.
“Miles de jóvenes mexicanos están matando y muriendo, miles de jóvenes mexicanos están viendo truncadas sus vidas en los cementerios y en los sórdidos pliegues del hampa. Y esto no es responsabilidad sólo de los criminales, también lo es y, principalmente, de quienes diseñan y aplican las políticas de seguridad”.
“Cuando un gobierno no aprecia o menosprecia la ley, cuando un gobierno decide acunar amablemente la delincuencia, cuando un gobierno traslada la falacia de que las cárceles son bastiones de una cultura autoritaria y represiva, cuando un gobierno permite a los criminales quedar impunes o en algunos casos, incluso peor, pacta con ellos, el crimen avanza, prospera, se adueña de las instituciones, atrae nuevas vocaciones, se convierte en un atajo para jóvenes extraviados: en un atajo hacia el abismo”.
“Llaman política de abrazos a lo que no es más que una mezcla letal, debo decir, de incapacidad y connivencia. Y además dicen que no hay alternativas. Yo quiero decir que sí la hay”.
“México no está condenado a sufrir más de 30 mil asesinatos al año. México no está condenado a ser el cortijo de los cárteles. México no está condenado a mutar hacia un narco-Estado o algo parecido”.
“El crimen organizado sí puede ser derrotado; sólo hacen falta dos cosas: políticos valientes y jóvenes rebeldes, rebeldes, sí”.
“Jóvenes mexicanos, rebélense”.
“Rebélense frente a la violencia y a la resignación. Exijan a sus gobiernos instituciones limpias y calles seguras. Reclamen la máxima contundencia con las mafias y los cárteles. No permitan que nadie, por incompetencia o interés, destruya la democracia que sus padres con tanto esfuerzo les legaron”.
“Les va la vida en ello. Y lo digo literalmente: sin seguridad no hay libertad, ni bienestar ni prosperidad ni presente ni futuro ni nada”.
Cayetana le habló a los empresarios mexicanos a partir de su vivencia.
“Y ahora quiero dirigirme brevemente a los empresarios, que en México son muchos y extraordinarios y poderosos. En España, en mi etapa de portavoz del Partido Popular en el Congreso de los Diputados, denuncié el cinismo de una parte importante de las élites económicas y mediáticas españolas que hacían negocio con la erosión de la democracia y anteponían sus resultados a la salud de las instituciones. Que sacaban tajada del populismo y se colocaban de perfil, en una equidistancia coqueta y cómplice”.
“Esto no me granjeó muchos amigos, es verdad. Pero en política no venimos a hacer amigos, sino a defender el interés general”.
“Las élites económicas tienen también una grave responsabilidad en la deriva autoritaria en América Latina. Aquí también hay empresarios que han mirado para otro lado, y que han hecho negocio con la erosión de la democracia. Pienso en el advenimiento de Hugo Chávez, en la insólita continuidad de Nicolás Maduro”.
“Y también en la impunidad política y moral de la que todavía disfruta el presidente López Obrador”.