Uso de Razón

La batalla es por el Congreso (y Samuel vs. Colosio)

La Constitución señala que el máximo de sobrerrepresentación es de 8%. Y la secretaria de Gobernación le otorga a la coalición Morena-Verde-PT una sobrerrepresentación de 19%.

El gobierno quiere tomar por asalto la mayoría calificada en el Congreso, sin tener los votos suficientes.

Ahí está el centro de la defensa del voto: Morena y sus aliados no alcanzaron los sufragios necesarios para cambiar la Constitución por sí solos.

La secretaria de Gobernación, sin embargo, dio a conocer que Morena y sus aliados tendrán 73 por ciento de los diputados.

Primero, ¿qué tiene que hacer la secretaria de Gobernación dando a conocer resultados y en la distribución de diputados?

Eso nos lleva a las épocas de Mario Moya Palencia. O más atrás.

La regresión es terrible.

Les queman las ansias por volver al partido prácticamente único. Actúan como si ya estuviéramos de regreso, cuando ni siquiera se cuentan los votos en los comités distritales.

Todavía existe un organismo ciudadano, autónomo, el INE, que tiene esa tarea que le asigna la Constitución.

Lo que vemos es el control del gobierno de las elecciones, antes siquiera de que se haya cambiado la Constitución.

Como lo explicó ayer en estas páginas el exconsejero electoral Ciro Murayama, en la elección de diputados Morena obtuvo 40.4 por ciento de los votos, el Verde 8.3 y el PT 5.4 por ciento.

Es decir, la coalición gobernante obtuvo 54.1 por ciento de los votos emitidos.

¿De dónde saca la secretaria de Gobernación que con 54.1 por ciento de los votos les da 73 por ciento de las curules en la Cámara de Diputados?

Los votantes le dieron mayoría relativa, pero no la calificada para modificar la Constitución.

Murayama subraya que el máximo de sobrerrepresentación es de 8 por ciento. Y el gobierno, por encima del INE, ya anunció que ganaron 73 por ciento de la Cámara de Diputados.

Los partidos del gobierno no alcanzaron los votos para la mayoría calificada en la Cámara baja.

Tampoco en el Senado. Sigo con Murayama: Morena, Verde y PT, sumados, obtuvieron 54.8 por ciento de los votos para la Cámara de Senadores.

Como se sabe, la mayoría calificada se alcanza con 66 por ciento de los senadores y de diputados.

Morena y aliados tienen 54 por ciento de los votos. La Constitución señala, hay que repetirlo, que el máximo de sobrerrepresentación es de 8 por ciento.

Y la secretaria de Gobernación le otorga a la coalición Morena-Verde-PT una sobrerrepresentación de 19 por ciento, apunta Murayama.

Eso es un asalto al Congreso.

Nuevo León, Samuel contra Donaldo

Dicen que en política los enemigos son de verdad y los amigos son de mentira. Eso lo está viviendo Luis Donaldo Colosio en Nuevo León, donde el gobernador del estado, Samuel García, ha movido personas y recursos para impedir su ingreso al Senado.

Samuel habría apoyado a Morena para hacer ganar a su fórmula al Senado, pero las cifras de la coalición PAN-PRI-PRD, dadas a conocer por el candidato Fernando Margáin, con 100 por ciento de las actas, tienen a Luis Donaldo Colosio Riojas en segundo lugar, y a Morena-Verde y PT en el tercero.

Es decir, al Senado iría la fórmula del frente opositor, más la primera minoría: Colosio.

Seguramente en el conteo final quedará al descubierto ‘la maña’ de Samuel, a quien en dos semanas le cambió la suerte: va cuesta abajo y tal vez no llegue al final de su mandato constitucional.

Impulsó a su esposa Mariana para la alcaldía de Monterrey con la idea de convertirla luego en candidata a gobernadora, con lo que le cerraba el paso a Luis Donaldo, y no le salió.

Todavía el día de la elección, Samuel sostenía que su esposa le llevaba nueve puntos de ventaja a Adrián de la Garza.

Igual dijo que ganaría en 16 distritos del estado y que la exhibida que le dio Reforma con las 18 hectáreas de su propiedad en San Pedro Garza García no le había causado ni un rasguño.

La realidad: perdió Mariana y ganó De la Garza; de los 16 distritos que iba a ganar sólo obtuvo tres; y la evidencia de ese multimillonario terreno que tenía oculto lo bajó de su nube.

Ahora, cuando aflora su trabajo desleal en favor de la fórmula de Morena al Senado, contra su ‘amigo’ Luis Donaldo y contra su partido, MC, el hasta hace unas semanas exitoso político de 34 años, que se comía el mundo a puños, está frente a un futuro tan negro como sus andanzas.

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