Uso de Razón

Caemos en economía, empleo y seguridad

Vamos mal y es urgente corregir, que el presidente escuche a los que saben, y por supuesto que los hay a su alrededor.

Contra los datos duros no hay chistorete ni frase populachera que valga.

Este sábado el Sistema Nacional de Seguridad Pública dio a conocer las cifras de junio y son las peores de la historia.

Los siete meses del gobierno de Andrés Manuel López Obrador son los de mayor homicidio doloso, secuestro, feminicidio y extorsión desde que hay estadísticas.

En sábado (13) se dio a conocer el desastre en la creación de empleos durante el sexenio: el peor en una década.

"Sabadazos" se les decía a las malas noticias que el gobierno quiere que pasen lo más desapercibidas posibles.

Nadie quiere que el país se vaya al hoyo porque en él vamos todos.

Por eso es indispensable exigir seriedad a las autoridades en la conducción del país. No la están teniendo.

En lugar de enfrentar los errores, inventan enemigos y apelan a la emoción de las mayorías para que los respalden en guerras imaginarias.

La versión irresponsable del "golpe de Estado blando" contra López Obrador que echó a andar la máquina de propaganda del oficialismo (y la harán película), es reflejo de que el barco de la 4T comenzó a hacer agua… sin que haya tempestad.

Insinuar de forma sibilina desde Palacio Nacional que un gobierno anterior desapareció el dinero de Zhenli Ye Gon, es inflamar la indignación popular con fines propagandísticos.

Subastar en Los Pinos las joyas incautadas a los narcos bajo el nombre de "devolverle al pueblo lo robado", es propaganda.

Por lo enseñado hasta ahora, sólo entienden de propaganda y de control político.

De gobernar, muy poco o casi nada.

Urge seriedad para no caer en el hoyo al que peligrosamente nos aproximamos.

El presidente necesita escuchar, y no inhibir, a la gente sensata que tiene a su lado.

Lo que ocurre con el empleo es un escándalo.

En el primer semestre del año pasado se crearon 476 mil empleos formales y en el actual únicamente 289 mil plazas. Una vergüenza para un país de casi 130 millones de habitantes. Desde la crisis global de 2009 no era tan raquítica la apertura de nuevas fuentes de trabajo.

Y la pérdida neta de empleos en junio es la peor en ese mes desde 2002.

¿Qué pasa, si no hay crisis en el mundo?

Pasa que están gobernando mal y no quieren corregir.

Cae la generación de empleo porque cae el crecimiento de la economía.

Lo anterior se explica porque crece la desconfianza de los inversionistas nacionales y extranjeros en el gobierno de AMLO.

El presidente escucha y respalda a los radicales que lo rodean y con ellos vamos directo a una crisis.

Durante el semestre el crecimiento económico se ubicó en la banda del cero por ciento.

Los pronósticos no son mucho mejores para la segunda mitad del año porque los factores negativos, atribuibles todos al gobierno, persisten.

No se ha rectificado en ninguno de los proyectos cuestionados, por los que se dilapida dinero sin sentido.

La confianza de los inversionistas, clave para generar riqueza y crecer, se destruye a puntapiés: frenaron los gasoductos que el Estado mexicano firmó.

Cancelaron las rondas petroleras y las asociaciones de Pemex con privados para producir más petróleo.

Ya no hablemos de la cancelación de los contratos del aeropuerto de Texcoco ni de la construcción de la nueva refinería en Dos Bocas.

Por la obsesión de excluir a la iniciativa privada del sector energético, los especialistas prevén que llegaremos a final de sexenio con una refinería nueva pero sin petróleo suficiente para refinar.

Los apagones por falta de gas en algunas regiones del país son un riesgo latente (y en el sureste ya se han dado).

La producción industrial registró su mayor caída en una década y se ubica como la peor en un arranque de sexenio desde Ernesto Zedillo.

Dice la encuesta más reciente del Banco de México que los factores que obstaculizan el crecimiento son internos: incertidumbre política interna 17.1 por ciento, inseguridad pública 12.6 por ciento, plataforma de producción de Pemex 11.7 por ciento, gasto público 11.7 por ciento, incertidumbre sobre la economía interna 10.8 por ciento (datos citados por Eduardo Sojo en estas páginas el reciente jueves).

Si los problemas son internos, ¿qué esperan para corregir?

¿Cómo ser optimistas ante el horizonte que tenemos?

Vivimos el semestre más violento y con más crímenes desde que hay estadísticas.

En el primer trimestre del sexenio (únicos datos disponibles hasta ahora), sólo se incautaron cuatro kilos de cocaína (4), contra mil 331 kilos en el mismo periodo de Peña Nieto y mil 469 kilos en el primer trimestre de Calderón.

Y ahora hay más muertos que con Enrique Peña y Felipe Calderón.

¿Cómo explican eso?

Vamos mal y es urgente corregir. Que el presidente escuche a los que saben, y por supuesto que los hay a su alrededor.

La propaganda y la invención de enemigos le sostienen la popularidad al presidente, pero no solucionan ninguno de los problemas.

Al contrario, los ahonda porque nos confronta y nos divide, y se soslaya lo esencial: vamos mal.

COLUMNAS ANTERIORES

La voluntad del difunto
El mundo va a la guerra

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.