Uso de Razón

La oposición no ha tocado fondo

Nos gusten o no, en el fortalecimiento de los partidos de oposición está la posibilidad de que no se esfume un México liberal, democrático y tolerante.

El PRI y el PAN tuvieron una estrepitosa caída en las elecciones de julio del año pasado, pero aún no han tocado fondo porque vienen más descalabros.

Los priistas tal vez pierdan el registro en las elecciones de Baja California, y el PAN dejará de gobernar ese estado luego de hacerlo por treinta años consecutivos.

El dos de junio habrá elecciones para gobernador en Puebla y Baja California, así como elecciones locales en otras cuatro entidades.

De las seis en disputa, es posible que sólo el PAN tenga una victoria, en Aguascalientes, el más pequeño –pero más pujante– de los estados que tendrán comicios.

Como Morena quiere carro completo, ha desplazado a sus cuadros directivos a hacer campaña en "la tierra de la gente buena", aunque ahí el panorama es difícil para el nuevo partido mayoritario por los buenos gobiernos locales que, con excepciones muy puntuales, ha tenido Aguascalientes.

Lo demás, para la oposición, será un drama.

Sin embargo el 2 de junio puede darse el golpe que necesitan PAN y PRI para regresar a la realidad y ponerse a trabajar en su alianza con la ciudadanía.

La vida del país sigue y las elecciones no se terminaron con el triunfo de Morena en julio pasado.

Para el PRI el panorama es doblemente complicado, ya que inmediatamente después de las elecciones del 2 de junio vendrá el proceso de selección del próximo líder del partido.

La disputa entre José Narro y Alejandro Moreno por la dirigencia priista puede ser letal para ese partido, como lo expresó el lunes Beatriz Paredes en su sesión de Consejo Político Nacional.

Si no se realizan acuerdos de unidad sobre bases concretas, como un proceso electoral limpio y que el ganador no gane todo y el perdedor no pierda todo, entonces el riesgo de abandono silencioso de militantes de ese partido lo llevará a una dolorosa agonía.

El PRI puede quedar como un partido regional, con posibilidad de hacer alianzas en algunos estados, pero en proceso de extinción, como lo verá en unas cuantas semanas en Baja California.

Si logran ese acuerdo y lo respetan, los priistas pueden regresar a la vida para dar la batalla electoral decisiva: en 2021, cuando se renueve la Cámara de Diputados.

El PAN va a perder mucho dentro de tres semanas: las dos gubernaturas en juego, Baja California y Puebla, así como las locales de Durango, Tamaulipas y Quintana Roo, donde gobierna.

Sólo le quedará Aguascalientes como fortaleza, además de Guanajuato.

¿Es el fin del PAN? No. Ese partido aún tiene mucho que dar.

Acción Nacional es una marca respaldada por una historia democrática (salvo aventuras recientes que ya le mostraron su nocividad). Tiene una ideología clara con la que se identifican millones de mexicanos.

En estos meses, en la Cámara de Diputados y en el Senado el PAN ha tenido un comportamiento ejemplar, recto y sin temores a llegar a acuerdos y a disentir con Morena y con el PRI.

El PAN corre el riesgo de un mayor debilitamiento por la aparición del Partido México Libre, que organizan el expresidente Calderón y Margarita Zavala, y que posiblemente será una fuerza política que veamos en la boleta en 2021.

Los priistas han estado bien en el Senado, pero han mostrado una gran vulnerabilidad en la Cámara de Diputados.

Si a los priistas se les quita el miedo por lo que les pueda hacer Morena desde el gobierno a algunos de los suyos, dejan a su suerte a los que no merecen defensa, y concentran sus esfuerzos en oponerse a las equivocadas políticas públicas del gobierno federal, entonces en 2021 veremos un gran bloque vigilante de los avances en riesgo.

Ese bloque compuesto por PAN, PRI, Movimiento Ciudadano, lo que quede del PRD más el nuevo Partido México Libre, será un gran dique para el asalto al poder que buscará Morena en la segunda mitad del sexenio.

Falta todavía. Por ejemplo, que pasen el trago amargo del 2 de junio, en que van a perder casi todo.

Pero en política no hay muertos definitivos.

Nos gusten o no, en el fortalecimiento de los partidos arriba mencionados está la posibilidad de que no se esfume un México liberal, democrático, tolerante y con herramientas para el crecimiento económico.

COLUMNAS ANTERIORES

El costo de una locura
El mejor presidente de la historia

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.