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Según Unicef, la desnutrición en las ciudades mexicanas es de 7.25 por ciento de la población infantil entre los cinco y 14 años, y se duplica en la dispersión rural. Esto es gravísimo.
Entre muchas de las manifestaciones que tenemos del problema, están dos fundamentales: la obesidad infantil (producto de una deficiente alimentación) y los problemas cognitivos de niños y jóvenes, que al no tener fuentes proteicas o nutrientes, se manifiestan serios problemas en el momento en que se intenta instruir, educar y dar cultura a millones de mexicanos en pleno desarrollo físico y, obviamente, mental.
En nuestro país debemos cumplir con la imperiosa necesidad de darle de comer a la parte más sensible de la población mexicana, ya que ahí está el presente y futuro.
Dar desayuno y comida a estos segmentos desprotegidos propiciará un desarrollo inusitado de la sociedad, aparte de que estaremos evitando problemas de mortandad y morbilidad que representan un costo humano y material de proporciones astronómicas.
¿Que si hay dinero? Baste decir que un reciente estudio de Mexicanos Primero llegó a la conclusión de que en la SEP se emplean 32 mil millones de pesos en salarios a 'comisionados' que hacen labores de todo, menos de educar.
Sólo con ese dinero estaremos en condiciones de enfrentar no uno, sino muchos programas en beneficio de la comunidad más desprotegida, aparte de que vendrá un consecuente ahorro al Instituto Mexicano del Seguro Social en previsión de enfermedades, que puede representar más de 60 mil millones.
¿Qué se necesita? Orden en la administración y honestidad en el manejo. Sencillo y complejo. Fácil o difícil.
Lo que me queda claro es que no habrá partido político o político en funciones que pueda o quiera echar adelante un proyecto así, que si bien es clave, para ellos es irrealizable por una razón contundente: afecta intereses de grupos de poder que se han enriquecido de los sistemas educativo y de salud.
La desnutrición ligada a la ignorancia y mala calidad de vida de nuestra gente más desprotegida no es un problema estático, sino creciente.
¿De qué nos sirve tener a Einstein al frente de un salón de clases, si sus alumnos se quedan dormidos por hambre y una consecuente falta de atención?
El proceso inteligente está íntimamente ligado con la química cerebral, y ésta no será la óptima para millones de seres humanos en los años por venir.
Habrá pueblos que tomen decisiones históricamente responsables; otros sucumbirán ante la pobreza de su mediocridad y falta de criterio. El problema está ahí, ¿quién lo toma?
La educación es uno de los primeros retos que debemos encarar los mexicanos una vez que este 2018 ha comenzado. No nos dejemos arrasar por las campañas ni por las ansias de los políticos de siempre, que ya no quieren esperar más tiempo para inundarte de propaganda.
Para ellos, cada día que pasa es un peligro porque nos ponemos a reflexionar en lo que le falta al país y convencernos que ellos no nos responderán como no lo han hecho en décadas.
Estoy dispuesto a enfrentar a quien se resista. Sólo denme la fuerza para estar en la boleta, a través de su firma inteligente.
Twitter: @PedroFerriz
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