Pedro Joaquin Coldwell

Las principales petroleras globales apuestan por México

 

Durante muchos años México tuvo prácticamente vedada la posibilidad de aprovechar los recursos de petróleo y gas que existen en nuestras aguas profundas del Golfo de México.

En este tipo de yacimientos, la complejidad técnica y financiera de perforar en aguas con profundidades de mil 500 a 3.5 mil metros y de extraer los hidrocarburos con éxito es de tal magnitud, que sólo un puñado de petroleras mundiales pueden hacerlo.

El nivel de riesgo es tan alto, que incluso esas grandes compañías tienen que asociarse.

Pemex fue la única empresa que por sí misma tenía que afrontar todos los riesgos de la explotación de hidrocarburos en las aguas profundas del Golfo, sin ningún tipo de socio. El antiguo modelo jurídico establecía que Pemex debía hacerlo todo, que debía hacerlo solo y que donde ésta no podía llegar, nadie más podía hacerlo.

Ninguna otra empresa en el mundo tenía que enfrentar este tipo de limitaciones.

¿La reforma energética impulsada por el presidente Enrique Peña Nieto está permitiendo a nuestro país superar estos rezagos.

A principios de este mes, la Comisión Nacional de Hidrocarburos dio a conocer a los ganadores de la cuarta licitación de la Ronda Uno, para exploración y extracción en aguas profundas, así como del proceso de asociación de Pemex.

Los resultados superaron ampliamente nuestras expectativas.

Nuestra petrolera nacional ha conseguido asociarse por primera vez en la explotación de aguas profundas, mientras que otras 11 empresas más comenzarán a participar en el mismo segmento. A cambio, el Estado mexicano obtendrá entre 60 y 66 por ciento de las utilidades que generen los proyectos.

Este es un hecho sin precedentes.

Significa que México ofrece condiciones para la inversión sumamente atractivas a nivel internacional.

Significa igualmente que las mayores compañías petroleras del planeta están apostando por nuestro país, incluso en un entorno mundial de volatilidad en los precios del crudo, que las obliga a pensar dos veces en dónde y en qué invertir.

Significa entonces que el país no tendrá que endeudarse más para desarrollar la infraestructura requerida en aguas profundas.

Las inversiones estimadas que recibirá el país ascienden a 34 mil millones de dólares para las ocho áreas contractuales adjudicadas en la licitación, más siete mil 500 millones más por la asociación de Pemex en el campo Trion.

En conjunto, los campos adjudicados podrían llegar a incorporar 900 mil barriles adicionales a la plataforma de producción nacional, que nos permitirán mejorar la seguridad energética del país.

Podemos esperar que el primer barril salga a la superficie en los años por venir pues son proyectos con un horizonte de largo plazo, que requieren de tiempo de planeación.

De este modo, los beneficios de esta política trascenderán a esta administración.

Será un legado del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, que sienta las bases para que México tenga una industria de hidrocarburos moderna, competitiva y que genere nuevas oportunidades de empleo futuro para nuestros niños y jóvenes de ahora.

El autor es secretario de Energía.

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