Plaza Viva

El valor de la colaboración

Dentro y fuera del país, la colaboración entre el gobierno y la iniciativa privada está generando respuestas que nos llevan a nuevas direcciones.

La pandemia que hoy atravesamos ha tenido consecuencias médicas, sociales y económicas de proporciones inusitadas. Un fenómeno de tal dimensión amerita una respuesta de iguales proporciones. Los rescates, programas sociales, políticas monetarias y demás medidas emergentes que se han adoptado en todo el mundo deben ir más allá de medidas provisionales. Así como el virus ha trastocado las fronteras de lo íntimo y lo global, debemos repensar con profundidad la naturaleza de lo público y lo privado. Es tiempo de reimaginar la forma en la que gobiernos y empresas pueden colaborar para brindar mejores respuestas a la crisis.

Hace una semana el sector salud del país obtuvo acceso en un solo día a más de tres mil camas adicionales a las que cuenta en sus instalaciones gracias a un convenio entre hospitales privados e instituciones públicas. Este acuerdo permitirá seguir atendiendo padecimientos no relacionados con el Covid-19, pera despejar la infraestructura de los hospitales públicos para atender los casos más graves generados por este virus.

Hemos visto ejemplos de colaboración como este a lo largo y ancho del mundo. Actualmente, universidades privadas del Reino Unido trabajan en conjunto con el sistema nacional de salud británico para desarrollar una posible vacuna contra el Covid-19. Asimismo, gracias a un decreto presidencial, las empresas automotrices de Estados Unidos emplearán gran parte de sus plantas para construir respiradores artificiales que puedan servir a pacientes en situaciones críticas.

Dentro y fuera del país, la colaboración entre el gobierno y la iniciativa privada está generando respuestas que nos llevan a nuevas direcciones. En su última entrevista publicada en El País, la célebre economista Mariana Mazzucato nos insta a responder a los dilemas de la pandemia global al repensar el modelo económico y, en particular, la forma en que los gobiernos se relacionan y coordinan con las empresas privadas.

Durante años, Mazzucato ha defendido la tesis de que el Estado puede ser un actor fundamental a la hora de coordinar esfuerzos de desarrollo en sectores estratégicos. A través de él, se pueden concentrar recursos técnicos y económicos para crear beneficios sociales.

La economista señala que atravesamos un entrecruce histórico en el que urge coordinar esfuerzos para enfrentar retos gigantescos que enfrentamos como humanidad y que trascienden las fronteras entre nosotros: enfermedades degenerativas, desastres climáticos, los retos tecnológicos que conlleva la transición energética y –como primera necesidad en este instante– la creación de medicamentos y utensilios médicos que permitan curar a más pacientes con Covid-19.

Para lograr una respuesta holística, para disponer de recursos compartidos, es vital sumar esfuerzos desde sectores públicos y privados. El resultado será más que sólo la suma de cada insumo: será una voluntad colectiva.

A la par, debemos cuidar que estas iniciativas no se degeneren en la búsqueda del lucro individual, sino que evolucionen para crear soluciones colectivas. Como lo dijo el presidente hace un par de semanas, se debe acabar con la cultura de "privatizar las ganancias y hacer públicas las pérdidas".

Esta pandemia podría abrir la puerta a nuevos proyectos entre empresas privadas y el gobierno mexicano. Imaginemos el potencial en nuestro país: la industria de aeronaves o motriz trabajando con universidades públicas y privadas para construir respiradores a precios accesibles; empresas de distribución y logística facilitando a los gobiernos locales el abastecimiento de medicinas y alimentos; firmas de mercadotecnia, publicidad y asesoría financiera apoyando con sus conocimientos para profesionalizar a las micro y pequeñas empresas que reciben créditos gubernamentales.

Estos son solo unos cuantos ejemplos, la lista podría ser inmensa. En estos momentos de complejidades tan pronunciadas podríamos encontrar respuestas al impulsar este tipo de colaboraciones desde una perspectiva ética y transparente, con estrategias cuyo objetivo sea el valor público y no las utilidades de unos cuantos. Es tiempo de mirar hacia el futuro, más allá de la niebla.

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