Plaza Viva

Justicia para Giovanni, Alexander y miles más

La indignación y el hartazgo que generan estos crímenes deben unir al país para buscar una nueva conceptualización de las policías municipales.

Alexander soñaba con ser un jugador profesional de futbol. A sus 16 años buscaba toda oportunidad posible para poder practicar este deporte y gracias a su dedicación y habilidad logró llegar a la tercera división en la posición de mediocampista.

Chander, como lo llamaban cariñosamente sus amigos, logró ser reclutado por los Rayados en su filial en Tierra Blanca, Veracruz. En los últimos meses, dado que sus actividades se habían suspendido por la pandemia, decidió visitar a su familia en el municipio de Acatlán de Pérez Figueroa, Oaxaca.

La noche del 9 de junio quedó de verse con sus amigos para celebrar un cumpleaños. Un grupo de diez jóvenes salió a divertirse. Tomaron sus motocicletas y se dirigieron a comprar refrescos en una tienda a la orilla de la carretera El Amate-Acatlán de Pérez Figueroa.

Después de hacer sus compras, el grupo de jóvenes regresaba a la fiesta cuando se encontraron con un retén policiaco instalado por las autoridades municipales de Acatlán. Al verlos aproximarse los policías recibieron al grupo con disparos al aire. Este acto hizo correr el terror entre los jóvenes, quienes avanzaron en dirección opuesta al retén. Uno de los policías descendió de la parte posterior de una de las patrullas y disparó su escopeta directamente contra el grupo de jóvenes. Lamentablemente, una de sus balas impactó la cabeza de Alexander y lo mató instantáneamente.

Alexis, hermano de Alexander, ha dicho en diversos espacios informativos que al caer de la motocicleta algunos de los policías intentaron sembrar una pistola en el cuerpo de su hermano. Sin embargo, una vecina del lugar que presenció los hechos se hizo presente y evitó con su testimonio que señalaran falsamente a Chander de participar en actos delictivos.

El caso de Alexander tomó notoriedad internacional debido al último adiós que le dio su comunidad, equipo y amigos. A Chander lo despidieron en una cancha, con un 'último gol' anotado desde su féretro. El policía responsable del disparo que lo mató está detenido y se encuentra a la espera de iniciar su proceso judicial.

Este caso recuerda al terrible asesinato de Giovanni López, quien fue privado ilegalmente de su libertad y ejecutado también a manos de los policías municipales de Ixtlahuacán de los Membrillos, en Jalisco.

Estos casos nos muestran, junto con miles que siguen sin obtener justicia, que las policías municipales de nuestro país tienen que cambiar radicalmente. La mayoría de estos cuerpos policiacos presentan rezagos de todo tipo: materiales, técnicos, de capacitación y de respaldo institucional.

Tanto el caso de Giovanni como de Alexander muestra que existen instituciones policiacas municipales que han normalizado el abuso contra la población, sembrar pruebas, la tortura, las ejecuciones extrajudiciales y la alianza con grupos criminales.

Estos cuerpos de seguridad han demostrado ser vulnerables ante la captura del crimen organizado. A la par, sus agentes son los que tienen las remuneraciones más bajas entre los agentes de seguridad, poseen las peores condiciones laborales y tienen un adiestramiento deficiente.

La indignación y el hartazgo que generan estos crímenes deben unir al país para buscar una nueva conceptualización de las policías municipales. Hay casos exitosos, como el de Ciudad Nezahualcóyotl, que demuestran que las corporaciones sí pueden regenerarse cuando brindan mejores condiciones a sus policías, emprenden acciones para depurar a quienes son corruptos y logran transformar el modelo de seguridad a uno que incluya a la sociedad activamente.

Voltear a ver estos hechos nos permite entender que esta debacle rebasa los colores partidistas y debe ir más allá de una narrativa electoral: es una emergencia de seguridad real para nuestro país y, para solventarla, es necesaria la colaboración de todos los actores políticos.

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