El toreo es un arte de gestas, el simple hecho de pisar el ruedo con un toro en él es un acto heroico, una demostración de valentía artística, no sólo física que ya de suyo tiene lo suyo.
Pintores, escultores, músicos, bailarines, actores y toreros desnudan su alma ante el público y eso sí que requiere valor emocional y una madurez personal muy importante. Los grandes actores no ejercen el papel principal de un gran proyecto sin tener el oficio bien aprendido, la seguridad de ser capaces para interpretar el papel de su vida. Lo mismo pasa en el toreo, donde además el esfuerzo físico y mental para lidiar seis toros es inmenso.
Querétaro será testigo, en su tradicional Corrida Navideña en la plaza de toros Santa María, de la primera encerrona de un matador nacido en este bello estado. A las 5 de la tarde, Octavio García “El Payo”, lidiará seis toros de dos ganaderías de la región, tres astados de Fernando de la Mora, ganadera íntimamente ligada con el diestro y tres de Río Tinto, hierro hermano de Jaral de Peñas que prometen ser colaboradores para una gran tarde de toros.
Es motivo de orgullo para los buenos taurinos que un artista como “El Payo” decida sin necesidad alguna, ya que lleva años colocado en las mejores ferias y en las mejores fechas, torear seis toros en la tarde más emblemática de la Santa María, que espero sea un gesto que motive a la empresa y dueños del coso queretano a dar más toros, a generar tardes que sean experiencias inolvidables para el público mexicano, que despertemos del letargo emocional que parece apoderarse del taurino ante las amenazas prohibicionistas.
“El Payo” es uno de los ases de nuestra baraja taurina desde hace más de una década. Despertó enormes ilusiones como novillero, educado bajo una estricta formación taurina desde niño, abrazó su vocación con el compromiso de entregar alma y vida al toro y al toreo.
Hoy es un torero cuajado, con su concepto muy claro, con la madurez del hombre adulto y la responsabilidad que dan los años en activo. Vivió la lucha para escalar peldaños con toreros de la generación anterior y se ganó en el ruedo un sitio, ahora, le toca a él y a su historia, defenderla en el ruedo ante la extraordinaria camada de toreros jóvenes que desean colocarse en la cima del toreo.
Podremos disfrutar como inmejorable regalo navideño una lección de tauromaquia y torería, no hay mejor momento para un torero que el de su madurez y plenitud artística. Los toreros viven y sufren durante distintas épocas la necesidad de triunfar, de cortar orejas muchas veces sacrificando su esencia y concepto, no debería de ser, pero es, las empresas exigen triunfos numéricos pensando que es lo que atrae al público, y en mi opinión, lo que atrae al aficionado es el disfrutar de una tarde viendo torear bien.
Este torear bien es de amplio espectro, lo que para mí es torear bien para otros puede no emocionar y de ahí la grandeza del arte de torear en la oferta de estilo que los toreros ofrecen, es entonces cuando la madurez se transforma en la seguridad de torear como el diestro lo siente, ahí radica la plenitud artística y el valor de desnudar el alma ante el público.
Debe ser un lleno en los tendidos, como llenos de orgullo podemos estar los aficionados de que un torero mexicano afronte la gesta de seis toros y que no exista un argumento de duda… Es el momento, la fecha y la plaza perfecta para hacerlo.
Mucha suerte maestro “Payo”, que los seis toros embistan y pueda usted desplegar el arte que fluye por sus venas, la claridad de su concepto y el bien torear en honor al toro bravo y a la belleza del toreo.