La Fiesta Está Viva

Los 3 Reyes Magos

Hoy se cumplen 18 años de una de las faenas mágicas en la Plaza México: ‘El Pana’ ante Rey Mago de Garfias hizo brillar la ilusión del toreo.

Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron ya. Millones de niños han vivido la magia de la Navidad y de la noche de Reyes. Desgraciadamente, muchos millones más no saben lo que esto significa, lo que debería de ser la principal preocupación de la humanidad: que los niños sean felices, que tengan oportunidades y que les dejemos un mundo mejor.

Hoy se cumplen 18 años de una de las faenas mágicas en la Plaza México. El Pana ante Rey Mago de Garfias hizo brillar la ilusión del toreo ante los ojos atónitos del público en plaza y de telespectadores.

Era la tarde del adiós de un loco precioso del toreo. Un genio incomprendido, indomable. Mártir de los demonios del alcohol, una vida de altibajos salvada por momentos con la magia del toreo. El día del adiós renació el Pana y dio otros años de guerra, mejor comprendido, valorado y adorado por todo aquel que encuentra en un trincherazo del Brujo la razón de su existir.

Hace 18 años que el Pana nos hizo creer una vez más en los milagros que provienen de la embestida de un toro y la magia de una muleta.

Con esa ilusión afrontamos el 2025 plagado de retos profesionales y personales los taurinos. Nos ha tocado vivir una época compleja por los ataques de seres ajenos a la cultura y al arte. Seres sin sensibilidad a la creación artística. Seres demasiado básicos para comprender que el toreo representa, bajo estrictos símbolos, el sentido de la vida que es la inminente muerte de todos los seres vivos.

Sufren al vernos vivir bajo valores de respeto; agoniza su mente al no poder comprender que amamos e idolatramos al toro de lidia. Que admiramos su majestuosidad, su garbo, su poder y lo que esta raza implica para la ecología de nuestros campos. No les cabe en la cabeza que el toro muera en la plaza y que digamos que lo amamos. Muere para mantener vivo al 93 por ciento de toros, vacas, becerros y becerras que viven en completa libertad en las 170 mil hectáreas que en nuestro país se mantienen en perfecto equilibrio ecológico gracias al toro de lidia. Se desquician, nos desean la muerte, se alegran de las cornadas, sin comprender que los aficionados admiramos a los toreros por poner en juego su integridad a cambio de la vida del toro.

Es muy complejo el sufrir de los prohibicionistas, cuya simpleza los lleva a pretender erguirse como ecologistas por limpiar las cacas de sus perrijos y separar la basura en orgánica e inorgánica.

Espero que Melchor les haya traído lucidez acompañada de respeto. Si no gustan de la tauromaquia, no vayan, no lean, no vean y no escuchen nada que tenga que ver con toros, pero que respeten a los millones de mexicanos que gustamos de esta maravillosa cultura.

Gaspar, deseo que haya dejado en la casa de todos los mexicanos paz, salud y prosperidad, la que viene del trabajo, de la satisfacción de lograr con esfuerzo las metas y no la de estirar la mano porque es lo más sencillo y que a la vez corroe el alma y espíritu de la mexicanidad. Que los políticos (aplica en cualquier época de la historia y del presente de México) trabajen por y para los mexicanos. Que brinden oportunidades, servicios y que impongan seguridad y tranquilidad a una sociedad que en muchos casos piensa que sacar ventaja, robar y abusar es una virtud.

Baltasar, espero que se haya ocupado del toreo; de impregnar bravura al inmenso esfuerzo de los ganaderos que en cuerpo y alma dedican sus días a la creación de la embestida soñada. Para los toreros, espero haya dejado aún más vocación a la vida entregada al toro. Privilegio de unos cuantos. Que los toros les embistan y que, si les hieren, asuman con honor el precio de ser toreros. Para los empresarios de todo el mundo, les haya traído la visión clara de su función: dar toros para la gente; que toreen los que valen, que sepan verlos, les impulsen y que todos ganen mucho dinero con plazas llenas. Sus rencillas, envidias, vanidades y muestras de poder pueden terminar por asquear a quienes nos debemos, el público.

COLUMNAS ANTERIORES

Los 3 reyes magos
El toro del 24

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.