Apuntes Globales

La contraofensiva de Trump ante el desafuero

La conclusión de Rafael Fernández es que Trump librará prácticamente ileso la siguiente fase del juicio de desafuero que tendrá lugar en el Senado.

"Aun Poncio Pilato le concedió a Jesús más derechos que los demócratas le están concediendo a este presidente en este proceso [de impeachment]". Barry Loudermilk, representante republicano de Georgia.

El miércoles pasado 18 de diciembre sería un día histórico. Lo habían anunciado los demócratas y la prensa prestigiada, como The New York Times, The Washington Post o la cadena televisiva CNN. Por tercera ocasión en la historia de Estados Unidos, la Cámara baja del Congreso votaría por llevar a cabo un juicio de desafuero al Ejecutivo.

El debate que precedió a la histórica votación constó de 10 tupidas y aburridas horas, pues nadie se salió de su línea partidista.

Hubo lugar para que los 435 representes pasaran a la tribuna. Los 232 demócratas insistieron en que estaban acatando la Constitución y llevando a juicio a Trump por dos motivos: abusar de los poderes de la Oficina Oval y obstrucción de justicia. Los 198 republicanos insistieron que sólo se trataba de una acusación partidista a un presidente que está cumpliendo sus promesas de campaña. No faltaron defensas o acusaciones subidas de tono, como la del representante de Georgia, Loudermilk, que acusó a los demócratas de ser más parciales que Poncio Pilato.

Como se vaticinaba, la votación se dio en términos estrictamente partidistas: solo dos demócratas votaron en contra del juicio de desafuero y el 100 por ciento de los republicanos defendió al mandatario.

Lo que resultó sorpresivo en un día histórico para los demócratas fue el activismo de Trump. Fiel a los consejos de su abogado estrella en los años 80, Gary Cohn –cuando te ataquen contraataca 10 veces más fuerte– Trump tuiteó 46 veces y voló a Michigan a un mitin político en que hizo una intervención de más de dos horas, cercana al estilo del comandante Fidel Castro.

La víspera, la Casa Blanca había hecho pública una carta del mandatario para la vocera del Congreso, Nancy Pelosi, demócrata de California, que incluía todas las acusaciones inimaginables en contra del impeachment.

La contraofensiva trumpena hacia el desafuero ha esgrimido tres grandes argumentos:

Primero, se trata de una estrategia demócrata y por tanto totalmente partidista de acabar por la mala –un juicio de desafuero—con la presidencia de Trump. Según Trump y sus colaboradores, desde el día uno de su mandato, los demócratas han querido lograr lo que perdieron en las urnas, la Casa Blanca. De allí que Trump una y otra vez se refiera al desafuero como "golpe de Estado" y "cacería de brujas".

Segundo, los demócratas se han transformado en un partido radicalmente liberal, que raya en socialista y no puede soportar los avances de la agenda conservadora republicana, como es el nombramiento de dos jueces conservadores en la Suprema Corte de justicia. "No es más que un teatro político, para inhibir los avances que está logrando Trump."

Y tercero, los demócratas están exagerando. No es para tanto. Ucrania es un país irrelevante para la seguridad nacional de Estados Unidos. Qué más da lo que Trump hable o no con el presidente de ese pequeño país. Lo que los demócratas deben hacer es ponerse a legislar y dejar de ser el partido de la obstrucción.

La contraofensiva de Trump parece estar surtiendo efecto. Su popularidad ha subido. Según la encuestadora Five Thirty Eight, la aprobación del mandatario está en 43.4 puntos, es decir, ha alcanzado su más alto nivel histórico. También el interés en el juicio de desafuero ha amenguado, sólo el 46.8 por ciento de la población está a favor de la destitución. Un demócrata de pedigrí como es el exlegislador demócrata David Bonier declaró "hasta yo que soy un nerd de la política estoy aburrido con el impeachment."

Mi conclusión es que Trump librará prácticamente ileso la siguiente fase del juicio de desafuero que tendrá lugar en el Senado. De no haber una nueva y deslumbrante revelación, ya sea sobre el chantaje a Ucrania o sobre la obstrucción de justicia, no hay manera que 20 senadores republicanos se le voleen al mandatario y voten por desaforarlo. El voto en la Cámara alta es calificado, lo cual requiere que dos terceras partes se incline por el desafuero.

Lo preocupante no es que la libre Trump. Lo que está en juego es la elección presidencial del próximo 3 de noviembre de 2020. Si la contraofensiva de Trump sigue surtiendo efecto, el mandatario llegará fortalecido a las urnas.

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