Apuntes Globales

Trump: no al impeachment, sí a la confrontación

La nueva ofensiva del Ejecutivo a través de la carta a Pelosi se ha leído como un argumento legal y como una invitación a una confrontación política abierta.

La carta que envió Pat Cipollone, el consejero jurídico de la Casa Blanca a Nancy Pelosi, vocera de la Cámara baja, expresa sin cortapisas que el Poder Ejecutivo no cooperará con la investigación para el impeachment (juicio de desafuero). La razón expuesta por el abogado de la Oficina Oval es la misma que ha expuesto Trump una y otra vez en los medios de comunicación –soy víctima de un linchamiento político para sacarme de la Casa Blanca a manos de los demócratas quienes no pudieron ni podrán conmigo en las urnas.

Trump sabe que Pelosi tiene los votos para que proceda el impeachment. Es decir, cuando se vote en el Pleno de la Cámara baja, la mayoría demócrata asegura que procederá. Pero la vocera ha decidido tener más evidencia, por lo que está llamando a testificar a distintos actores, entre ellos, funcionarios de la Casa Blanca y diplomáticos que dependen del Departamento de Estado.

Ya Mike Pompeo, el secretario de Estado, había desafiado al Congreso señalando hace unos días que sus funcionarios no asistirían a las audiencias convocadas por la Cámara baja. El Legislativo insiste en interrogar a dos embajadores estadounidense, la de Ucrania, Marie Yovanovitch, y el de la Unión Europea, Gordon D. Soundland, este último cercano a Trump y quien parece estuvo envuelto en la trama de pedirle al presidente Zelensky que investigara el hijo del rival político de Trump, el expresidente y ahora precandidato presidencial, Joe Biden.

Otro elemento que ayuda a explicar la decisión de Trump de desafiar al Congreso es su erosión en las encuestas. Según la última encuesta de Fox News (cadena que actúa como vocera no oficial de la Casa Blanca), el porcentaje de ciudadanos que considera que el presidente debe ser enjuiciado y removido de la Oficina Oval ha crecido de 42 por ciento en julio pasado a 51 por ciento. El porcentaje de los que señalan que no debe ser enjuiciado se ha debilitado, de 45 por ciento en julio a 40 por ciento. Los once puntos en que ha aumentado la preferencia por enjuiciarlo y removerlo se componen de cinco puntos entre los demócratas, tres entre los republicanos y tres entre los independientes.

Como señala el analista de The New York Times, Peter Baker, el desafío al Congreso "nace del cálculo frío que el señor Trump probablemente no pueda impedir que la Cámara baja con mayoría demócrata lo enjuicie, de manera que su meta verdadera no es más que deslegitimizar el proceso".

Lo que estamos observando es trumpismo puro. Su abogado estrella en los años 70, cuando inició su carrera como magnate de bienes raíces, el oscuro Roy Cohn, le enseñó que la mejor defensa es el ataque. El ejemplo clásico de esa relación fue que cuando tenían cientos de demandas por no querer rentar departamentos a los afroamericanos, Trump y su papá, espoloneados por Cohn, salieron a atacar a la minoría afroamericana como pésimos inquilinos –no pagan y destruyen. Y ante la sorpresa de todos, los Trump se salieron con la suya.

Después de unos días de confusión e incertidumbre de cómo reaccionaría la Casa Blanca a la moción de impeachment de Pelosi, la carta del consejero Cipollone deja claro que la estrategia es no cooperar con el Congreso y dar una pelea en los terrenos de Trump, en los medios y apelando a sus bases políticas.

Cipollone cambió de postura. Al inicio del proceso de impeachment planteo una posición conciliadora, por lo que la Casa Blanca hizo público un memorándum que explicaba la llamada de Trump con el presidente de Ucrania.

La nueva ofensiva del Ejecutivo a través de la carta a Pelosi se ha leído de dos maneras: como un argumento legal y como una invitación a una confrontación política abierta. El abogado principal del Trump, el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, señaló que desde el punto de vista legal era "cercana a la perfección". Mientras que profesores de leyes señalan que la carta cuenta con "argumentos absurdos".

La posición de Trump es obstaculizar, sin miramiento alguno, la indagación del Legislativo. Su insubordinación es tal, que varios demócratas están considerando que la obstrucción de justica será un elemento más que sumarán al impeachment.

Sigue siendo complejo prever en qué acabará esta crisis constitucional, pues hay una batalla abierta entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo. Y ninguno de los contendientes tiene visos de entrar de cambiar de postura. Hay quien señala que las cortes tendrán que entrar al quite.

Trump está en lo suyo. En la reyerta política, la confrontación y en descalificar el contrincante. El Tiempo apremia para los demócratas. La elección es en 13 meses y requieren que la base de Trump se erosione, ya sea para que un bloque republicano de senadores se le voltee a Trump o para que no le den los números y pierda la elección.

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