Construyendo

Inversión en infraestructura, vehículo para transitar al progreso

¿Cuándo es que una obra de infraestructura se convierte en un instrumento eficaz para generar bienestar económico creciente, sólido y sostenido, es decir, progreso?

La inversión en infraestructura, es el vehículo ideal para transitar de manera segura, rápida y sin contratiempos al progreso.

Cuando una obra de infraestructura responde a las necesidades reales y sentidas de la población de un país, una región o una comunidad; o mejor aún, cuando se anticipa a esas necesidades; cuando es resultado de una cuidadosa planificación; cuando su proceso de ejecución es dinámico, ágil; cuando se encuentra libre del cáncer de la corrupción o de procesos burocráticos que la entorpecen, es entonces cuando se convierte en un instrumento eficaz para generar bienestar económico creciente, sólido y sostenido, es decir, progreso.

Es por eso que, no solamente quienes estamos inmersos en la industria de la construcción, sino también los especialistas en desarrollo de políticas públicas, planeación gubernamental, y estrategas financieros, estamos de acuerdo en que la clave del progreso se cimienta precisamente en la inversión y construcción de infraestructura.

Es muy importante que los proyectos de construcción de infraestructura sean financieramente viables, medioambientalmente sostenibles, socialmente responsables, y que cuenten con un esquema de operación y gestión que garantice su durabilidad para evitar la obsolescencia.

Entre los grandes desafíos que tenemos que superar en este siglo, se encuentra continuar transitando mediante la construcción de infraestructura hacia el progreso, ya que aún una cuarta parte de la población mundial no tiene acceso a agua limpia y un tercio no cuentan con una manera de disponer adecuadamente de sus aguas residuales, por poner tan solo dos simples ejemplos.

Para determinar la viabilidad de un proyecto, debería en primer lugar evaluarse su capacidad de lograr un balance indestructible entre el progreso económico, la preservación de los recursos naturales y la armónica convivencia social.

En nuestro país no deben tener más cabida las ideas sin sustento, las ocurrencias y los deseos que se llevan a cabo sin estudios que los justifiquen, sin evaluaciones de su impacto en diversos escenarios, sin los instrumentos que garanticen su sostenibilidad integral.

La característica más importante de un proyecto, es que tiene que generar valor. Los grandes proyectos tendrían que aportar una gran porción del Producto Interno Bruto. Es decir, tiene que existir una relación directamente proporcional con el crecimiento y el progreso.

Hoy, todo proyecto debe tener como prioridad ser resiliente, el cambio climático ha trastornado ya los patrones ambientales, aumentando tanto la frecuencia como la intensidad de fenómenos adversos como huracanes, tornados, incendios o inundaciones y los proyectos deben responder a esta nueva realidad, para mitigar sus efectos.

Grandes desafíos enfrenta la construcción hoy en el mundo, es uno de los sectores con más alta participación en las emisiones de carbono, es necesario reducirlas al mismo tiempo que se disminuyen los costos y se trabaja con una creciente escasez de mano de obra calificada.

Los constructores mexicanos, extendemos la mano a todos aquellos que están comprometidos con el desarrollo de la infraestructura pública y con ello nos sumamos a sus esfuerzos, ya que estamos empeñados en demostrar que un auténtico modelo sostenible es perfectamente posible y que vamos a alcanzar el verdadero progreso a como dé lugar.

Raúl Asís Monforte González.

E-mail: raul@mienergiamx.com

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